Esta visualización de la NASA representa los aerosoles presentes en la atmósfera el 23 de agosto de 2018, "algunos de los cuales pueden causar serios problemas en tierra."
"Ese día enormes columnas de humo se desplazaron sobre América del Norte y África, tres ciclones tropicales diferentes se agitaron en el Océano Pacífico, y grandes nubes de polvo soplaron sobre los desiertos de África y Asia. Las tormentas son visibles dentro de gigantescos remolinos de aerosol de sal marina (azul), que serpentea en el aire como parte del rocío marino. Las partículas de carbono negro (rojo) se encuentran entre las partículas emitidas por los incendios; las emisiones de los vehículos y las fábricas son otra fuente común. Las partículas del modelo clasificadas como polvo se muestran en color púrpura."
El humo de los incendios, las cenizas de un volcán o la arena del desierto arrastrada por el viesto son aerosoles, es decir la partículas sólidas o líquidas que están suspendidas en la atmósfera (gas) y cuyo origen puede ser natural (un incendio, un volcán) o producida por la actividad humana (las emisiones del tubo de escape de un coche o de la chimenea de una fábrica.)
"Incluso cuando el aire parece limpio —dicen desde NASA— es casi seguro que inhalarás millones de diminutas partículas sólidas y gotas líquidas" que tienen una gran impacto. "Los aerosoles se pueden encontrar en el aire sobre océanos, desiertos, montañas, bosques, hielo y en todos los ecosistemas intermedios," y a pesar de su diminuto tamaño tienen un gran impacto.