Por @Wicho — 27 de noviembre de 2015

Me ha parecido interesantísimo Tengo 34 años y hace tres me diagnosticaron autismo, un texto de una persona que durante la mayor parte de su vida, como indica en el título, ha ignorado que tenía un Trastorno del Espectro del Autismo, que es un espectro mucho más amplio de la imagen del autimsmo que Dustin Hoffmann popularizó en Rain Man.

El colegio fue un infierno, tanto por la falta de comprensión de sus compañeros como por la de sus profesores:

Aparentemente tenía las mismas habilidades que mis compañeros del colegio, pero siempre me costó enfrentarme a cuestiones prácticas […]

Para mí, lo mejor de mi etapa en el colegio es que ya quedó atrás. ¿Que no sabes hacer algo? Se te castiga. ¿Que eres lenta? Se te castiga. ¿Que eres muy buena en algunas cosas y dejas en evidencia al docente? Se te castiga. ¿Pero qué hay que hacer para aprender correctamente en este país? En el colegio yo no era la única paria de mi clase, ni mucho menos. Pero no conozco ningún otro caso en el que dos compañeros (un chico y una chica) prohibiesen al resto que me dirigiesen la palabra. Para los profesores este tipo de actitudes o bien pasan desapercibidas (flipo) o bien las entienden como algo normal.

Con el tiempo, ha aprendido a gestionar su trastorno desarrollando como dos modos de funcionamiento:

[…] he desarrollado dos sistemas operativos mentales: el mío, el que venía en mi cabeza el día en que nací (M1), y el de los demás, que me sirve para andar por la calle (M2) […] Me gustan los recuerdos que guardo en mi M1. La gente normal registra el día de su graduación, el día de su boda, el día en que nacieron sus hijos... Pfff. Vaya baremo más anodino. Yo recuerdo el primer día que escribí mi nombre, y fue en un globo.

[…] Mi M1 tiene almacenado también el recuerdo de la primera vez que oí muchas de las palabras que estoy ahora mismo escribiendo: sé dónde estaba, quién las dijo, recuerdo la voz, el olor del lugar... en fin, cosas importantes, repito. […] Aunque me alegra haber construido un M2, me apena haber perdido parte de la plasticidad de mi M1. Es el precio que he tenido que pagar, pero creo que compensa.

Claro que no está todo hecho:

Pero todavía debo seguir aprendiendo. Siempre, siempre, siempre, me equivoco con la gente. […]

Hace unos días, al despedirse de mí, me dijo el psiquiatra: «Te hace falta un poco de pillería de la que les sobra a los demás». El tío es buenísimo y siempre son acertadas sus palabras, pero en este caso me vi obligada a corregirle: «Tal vez sea a ellos a los que les hace falta un poco de la inocencia que me sobra a mí». No pudo por menos que darme la razón, y cualquiera que conozca a alguien como yo entenderá a qué nos referimos.

[…] Me gustaría que la gente comprendiera mejor a las personas con autismo. Por eso escribo este artículo.

En definitiva, un artículo muy recomendable acerca de un grupo de personas que son diferentes:

Me gustaría decir «Soy yo, con mis cordones desatados; soy yo, con mis momentos de desconexión; soy yo, cuando no entiendo una broma absurda; soy yo, a pesar de no saber qué hora del día es; soy yo, ¡qué feliz me hace ser yo!»
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