Hablaba Javier Armentia hace unos días de El Auge De Las Pseudociencias a raíz de una conferencia que le invitaron a dar en el Grupo de Investigación, Ciencia, Razón y Fe (CRYF) de la Universidad de Navarra.
De su anotación entresaco estos siete puntos, que son signo casi inequívoco de que te enfrentas a una afirmación pseudocientífica, traducidos a su vez de Hauntings, homeopathy, and the Hopkinsville Goblins: using pseudoscience to teach scientific thinking:
- Uso de terminología aparentemente científica pero usada en forma incorrecta o engañosa (psychobabble).
- Anécdotas como parte sustancial de las pruebas presentadas. A menudo con personas relevantes para dar fiabilidad.
- Afirmaciones extraordinarias o sorprendentes, pero sin las pruebas consecuentemente extraordinarias exigibles.
- Afirmaciones indemostrables o basadas en principios de autoridad o falacias similares.
- Afirmaciones que contradicen los hechos científicos establecidos. Ausencia de conexión con el resto de la investigación o desprecio de la misma.
- No hay una adecuada revisión por pares, que aunque imperfecta siempre es mejor que nada.
- Falta de auto-corrección: Las pseudociencias persisten aun cuando hayan sido refutadas.
Una pseudociencia, la «medicina natural y ortomolecular», que asegura que es capaz de curar el cáncer con dosis elevadas de vitamina C, es la que hizo que Mario Rodríguez, enfermo de cáncer, abandonara la quimioterapia, lo que probablemente le costó la vida, pues aunque la quimio podía no haberlo salvado, con toda seguridad la vitamina C no lo hizo.
Su historia está en «A mi hijo lo ha matado la incultura científica», un artículo en el que se puede leer como su padre ha fundado la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP):
Aparte de proteger a los enfermos otro de los objetivos de la asociación es conseguir cambiar una legislación demasiado permisiva que facilita que, demasiado a menudo, estos curanderos se salgan con la suya.
Pero todos podemos aportar nuestro granito de arena, como dice Miguel Ángel Quintanilla en La incultura científica (las negritas son mías):
No estoy seguro de si podremos algún días librarnos de las estafas y patrañas de curanderos y timadores disfrazados con bata blanca, pero el caso que comentamos me mueve a pensar que podemos hacer mucho más de lo que hacemos para librarnos de ellos. Deberíamos empezar a pensar que todos somos responsables de la difusión de la cultura científica, que podríamos exigir, por ejemplo, que en las farmacias no se vendan pseudoremedios homeopáticos, que los curanderos no se puedan anunciar como si fueran médicos, que las universidades no enseñen pseudociencias como si fueran ciencia y que los que sufren no sean estafados por falta de cultura científica.
Es tarde para Mario, pero su caso, que sólo es una muestra del daño que hacen estas supuestas terapias, no debe hacer sino afirmarnos en la necesidad de seguir luchando contra las pseudociencias.
(El artículo de Miguel Ángel Quintanilla vía Joaquín Sevilla).
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