Los astrónomos y espaciotrastornados de todo el mundo están como niños con zapatos nuevos con un trabajo de Konstantin Batygin y Mike Brown en el que hablan de la posible existencia de un planeta que se convertiría en el noveno planeta del sistema solar, ocupando el puesto dejado por Plutón en 2006 cuando fue recalificado como un planeta enano.
Con un tamaño similar al de Neptuno y unas 10 veces la masa de la Tierra este planeta ocuparía una órbita enormemente ovalada –tan ovalada que tardaría ente 10000 y 20000 años en recorrerla– a una distancia media 20 veces mayor del Sol que la de Neptuno, tal y como se puede leer en Caltech Researchers Find Evidence of a Real Ninth Planet.
Pero, y es un gran pero, nadie ha visto ese planeta, informalmente bautizado como Planet Nine por Batygin y Brown, así que no, nadie ha descubierto un noveno planeta. Por ahora.
El trabajo, titulado Evidence for a distant planet in the solar system, viene de una observación hecha en 2014 por Chad Trujillo y Scott Sheppard acerca de trece de los objetos del cinturón de Kuiper (KBO) más lejanos que conocemos, que según descubrieron tienen órbitas con ciertas similitudes que van más allá de lo que cabría esperar gracias al azar.
Trujillo y Sheppard mencionaron en su trabajo sobre estos la posible existencia de un planeta que, a causa de su gravedad, fuera el causante de esta similitud al haber ido modificando la órbita de los KBO con el paso del tiempo, pero no fueron más allá.
Batygin y Brown, intrigados por los resultados obtenidos por Trujillo y Sheppard, se pusieron a echar un ojo a los datos y pronto descubrieron que las órbitas de seis de los KBO en cuestión apuntaban en direcciones similares, que los perihelios de estas quedaban todos muy próximos, y que la inclinación de las órbitas de los seis era muy similar, unos 30 grados.
Las posibilidades de que esto ocurra al azar son como del 0,007 por ciento, así que Batygin y Brown se pusieron a buscar una explicación.
Primero pensaron que podía haber suficientes objetos del cinturón de Kuiper como para haber modificado la órbita de estos seis con su gravedad combinada, pero pronto abandonaron la idea al empezar a hacer números y darse cuenta de que el Cinturón de Kuiper tendría que tener cien veces la masa que le atribuimos; es seguro que hay KBO sin descubrir, pero no tantos.
La otra opción era, efectivamente, que hubiera un planeta. Empezaron a hacer simulaciones y tras darle muchas vueltas descubrieron –por accidente, como ellos mismos reconocen– que un planeta de las características mencionadas al principio que tuviera su perihelio al otro lado del Sol de los KBO en cuestión podía explicar sus órbitas.
Y no sólo eso, sino que la existencia de este planeta también explica que las órbitas de Sedna y 2012 VP 113 tengan su perihelio mucho más allá del Sol de lo que los astrónomos esperaban, así como la existencia de algunos KBO con órbitas inclinadas 90 grados respecto al plano de la eclíptica.
Además, la presencia de otro gran planeta encaja con algunos de los modelos de formación del sistema solar que manejan los astrónomos.
Pero, como se puede leer en Not So Fast: Why There Likely Isn't A Large Planet Beyond Pluto, el modelo de Batygin y Brown exige:
- Que haya un grupo de objetos con características orbitales «espejo» de los utilizados para su estudio.
- Que haya otro grupo de objetos con órbitas muy inclinadas respecto a la eclíptica y que giren al revés de los demás y
- Que haya algún mecanismo que mantenga los semiejes de las órbitas de estos objetos entre las 150 y las 200 unidades astronómicas.
De estas tres no tenemos constancia de que haya ningún objeto de los del punto 1, no sabemos cual puede ser el mecanismo que explique el punto 3, y sólo conocemos un objeto que encaje en el punto 2, 2008 KV42.
Pero ojo, el que no los hayamos encontrado no quiere decir que no estén ahí, y de hecho buscar objetos que entren en estos grupos y el mecanismo planteado en el punto 3 pueden ser puntos que refuercen la idea de Batygin y Brown.
Mientras los buscamos, ellos dos animan a la comunidad astronómica a buscar Planet Nine, aunque no tenemos muy claro en qué parte de su órbita puede estar.
Así que no, no hemos encontrado un noveno planeta del sistema solar, pero tenemos una muy buena hipótesis de trabajo para saber donde buscar.
Y sería muy irónico que uno de los autores del estudio que nos permitiera dar con él fuera Mike Brown, el descubridor de Eris, el planeta enano que hizo que Plutón perdiera su condición de noveno planeta del sistema solar.
Como dice Phil Plait, Brown habría matado y descubierto el noveno planeta del sistema solar en ese orden.