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Aunque aún le faltan meses para emprender su misión mientras se acaban de comprobar los sistemas de a bordo y de calibrar sus instrumentos el satélite Sentinel-1A de la Agencia Espacial Europea ya ha enviado sus primeras imágenes de radar, tal y como se puede leer en Primeras imágenes de radar para Copernicus.
En la primera de las publicadas por la ESA, que es la que está al principio de esta anotación, se pueden ver Bruselas y sus alrededores.
La zona urbana de Bruselas se puede ver en la parte baja de la imagen en blanco; las vías de agua como ríos y canales y otras áreas de baja reflectividad como aeropuertos o carreteras aparecen en negro. Amberes, una ciudad menos densamente poblada, ocupa la parte superior izquierda de la imagen, en rojo, mientras que los azules y verdes revelan la vegetación circundante.
La otra imagen es de Namibia y recoge las inundaciones causadas por el desbordamiento del río Zambeze, y estaban disponibles en línea apenas una hora después de haber sido recibidas en las estaciones de tierra.
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Esta habilidad para proporcionar imágenes rápidamente será de gran uso para luchar contra desastres naturales; las imágenes tomadas con más tiempo y a lo largo del tiempo de la misma zona servirán para cosas como monitorizar plantaciones, el estudio de la deforestación, gestionar los recursos acuíferos, etc.
La imagen de Bruselas, por cierto, fue tomada el 12 de abril, apenas una semana después de que el equipo de control del Sentinel-1A se llevara el apurón del siglo porque a las pocas horas de su lanzamiento este estuvo en un tris de chocar con un satélite de la NASA que ya no tiene combustible y que por tanto no podía maniobrar para evitar la colisión.
Esta situación puede parecer un poco surrealista, pero es que un lanzamiento siempre tiene un cierto margen de incertidumbre, y aunque el del Sentinel-1A estuvo dentro de los parámetros aceptables la mala suerte quiso que quedara en una órbita tal que iba a pasar al menos en un par de ocasiones a menos de 20 metros del satélite de la NASA en cuestión, demasiado cerca y con demasiado margen de error como para que nadie estuviera cómodo.
Así que tal y como se puede leer en A night shift like never before a los controladores de la misión no les quedó más remedio que activar mucho antes de lo previsto los sistemas de control de posición y actitud del Sentinel-1A y apartarlo de la órbita de este otro satélite, algo que afortunadamente consiguieron.
Y es por este pequeño gran susto que el Sentinel-1A está ya enviando imágenes –hay más en First radar vision for Copernicus– tan pronto.
El objetivo de los satélites Sentinel-1, de los que habrá dos, como en caso de los otros satélites del proyecto Copérnico, es obtener imágenes de las superficies terrestre y oceánica de Europa, Canadá y las regiones polares casi en tiempo real, en cualquier momento del día o la noche y en todas las condiciones meteorológicas gracias al uso del radar, lo que permite observar a través de nubes y en la oscuridad.
Los satélites Sentinel-1 permitirán así detectar y vigilar vertidos de crudo y su evolución, estudiar las banquisas de hielo, detectar los desplazamientos de la superficie de la tierra, analizar los usos del terreno, e incluso contribuir a la navegación marítima con su capacidad de detectar embarcaciones.