Aurora boreal en Kiel por Jan Haltenhof
Aurora boreal en Burgum por Peter Elzinga
Uno de los efectos que puede tener una erupción solar es la de la aparición de auroras polares en latitudes en las que estas no son del todo habituales, como ha sucedido estos días a causa de las grandes erupciones registradas en el Sol.
Estas son sólo un par de ejemplos, pero en la cuenta de @El_Universo_Hoy hay más ejemplos enlazados.
Las erupciones solares se clasifican en las categorías A, B, C, M y X dependiendo del máximo del flujo de rayos X en la longitud de onda de 100 a 800 picómetros, medidos en vatios por metro cuadrado, captados por los satélites GOES en las proximidades de la Tierra.
Las de estos días no han llegado a la categoría X, sino que se han quedado en la M, aunque tanto las de categoría M como las de categoría X pueden causar efectos perceptibles en la Tierra y en el espacio que la rodea, como son las auroras, que se ven en latitudes tanto más bajas cuanto más potente sea el efecto de la erupción solar, problemas en las comunicaciones por radio, y fallos intermitentes o definitivos en la electrónica de los satélites artificiales y naves espaciales.
De hecho, la tormenta solar de 1859, la mas potente de la que tenemos noticia, llegó a provocar auroras visibles hasta en el Caribe, por no hablar de cortocircuitos en las instalaciones telegráficas, que llegaron incluso a incendiarse o a transmitir señales aún cuando habían sido desconectadas de sus fuentes de alimentación.
Afortunadamente, tenemos tecnología para vigilar al Sol desde el espacio y que este no afecte a la tecnología… O al menos no demasiado.
En cualquier caso, la caída de Amazon EC2 en Europa no parece haber sido más que una coincidencia.