Principio del código – Organización Mundial de la Salud
Justo hoy, que comienza en Europa la campaña de vacunación contra la covid–19 con la vacuna desarrollada por BioNTech/Pfizer, me parece más que interesante la lectura del artículo Ingeniería inversa de la vacuna para el SARS-CoV-2 de BioNTech/Pfizer. En él se analiza el «código fuente» de la vacuna como si fuera un programa de ordenador. Y es que las similitudes son sorprendentes aunque lógicamente en vez de instrucciones de un lenguaje de programación en la vacuna encontramos cadenas de las bases nitrogenadas que componen el ARN.
Resumiendo mucho el código de la vacuna está dividido en seis secciones:
- cap: el GA que indica el principio de las instrucciones. No hace nada en sí pero si no estuviera ahí nuestras células no harían ni caso al «programa» de la vacuna.
- 5'–UTR: es como una especie de introducción al código que viene después; incluye algo de metadatos sobre cómo leer lo que viene a continuación.
- sig: es la secuencia que indica a nuestras células dónde tiene que localizarse el producto del «programa»; en este caso indica que tiene que terminar en la membrana exterior de la célula para que la detecte el sistema inmune y produzca los anticuerpos necesarios. Esta parte está copiada al 100% del SARS-CoV-2.
- S protein_mut: es la chicha del programa, aunque el resto de las secciones no pueden faltar y cumplen funciones imprescindibles. Son las instrucciones para fabricar la glicoproteína S, la espícula de la corona del virus, que es la que permite a nuestro sistema inmune identificarlo. Esta sección es muy interesante ya que está hackeada para que funcione mejor cambiando el uracilo (U) del código por 1-metil-3′-pseudouridina (Ψ). Este cambio provoca dos cambios muy importantes: por un lado hace que el sistema inmune no detecte la vacuna como algo ajeno y por tanto no la ataque, lo que le permite actuar; por otro hace que la traducción a proteínas del código sea más eficiente y que por tanto la vacuna funcione mejor. Hay un hackeo extra e importantísimo en el código que permite a la espícula manifestarse en la forma física necesaria aunque no esté unida al resto del virus.
- 3’ Untranslated Region: que aunque no sabemos muy bien qué hace en el ARN mensajero, que es el que usa esta vacuna, sabemos que es fundamental para su estabilidad y eficiencia.
- poly(A): que es básicamente una cadena de adeninas que sirve como protección del código pues cada vez que se ejecuta se va recortando por el final hasta que deja de funcionar; todas estas adeninas hacen que dure más.
Y esto es sólo lo que se refiere a la programación de la vacuna; luego viene lo de su empaquetado en una forma que permita su transporte e inoculación, lo que podríamos comparar con el soporte físico del programa. Y no es un proceso menos impresionante.
Lluis Montoliú también tiene un análisis del código de la vacuna en La ciencia que hay detrás de la primera vacuna contra la COVID-19. Es, quizás, un poco más técnico que el artículo anterior.
Todo esto, explicado aquí en pocas líneas, es fruto del esfuerzo de miles de personas en todo el mundo que en estos últimos meses han echado el resto para desarrollar vacunas contra la covid en tiempo récord. Y sí, los intereses económicos también están ahí, está clarísimo. Pero su esfuerzo no sale de la nada sino que se apoya en todo lo que la ciencia lleva enseñándonos desde hace años; muchas veces investigaciones básicas que no tienen aplicación inmediata pero que nos permiten empezar a respirar aliviados. Y cada vez más según vaya creciendo el número de personas vacunadas. El hackeo de para que la espícula se presente en la forma adecuada aunque no esté unida al virus, por ejemplo, viene de investigaciones hechas en su momento sobre el MERS y el SARS-CoV-1.
De todas formas a mí, que hace años que me dedico a esto de la informática, lo que más sorprendido me tiene es que el código fuente de la vacuna contiene poco más de un kilobyte de información. Pocas veces tan poca cantidad de información habrá demostrado ser tan importante.
[Actualizado 1/1/2021 con la traducción al español del artículo original hecha por Víctor R. Ruiz]
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