Cualquier diría que tras gastar miles de millones de dólares –y da igual que sean de entonces que de ahora, siguen siendo miles de millones– y de arriesgar la vida de sus astronautas, tres de los cuales fallecieron, la NASA habría sido medianamente cuidadosa con los artefactos del programa Apolo.
Pero después de haber perdido las cintas en las que estaban grabadas las imágenes originales del paseo por la superficie de la Luna de Neil Armstrong y Buzz Aldrin tampoco es ninguna sorpresa que Karen Nelson, una archivista del Lawrence Berkeley National Laboratory, se encontrara con unos veinte tubos de muestras con rocas y suelo lunares olvidadas en un almacén de su institución.
Según se puede leer en Melvin Calvin’s Moon Dust Reappears After 44 Years se trata de unas muestras cedidas por la NASA al LNBL para que Melvin Calvin, director del Laboratorio de Radiactividad del LNBL las estudiara.
Melvin publicó junto con otras cuatro personas un estudio acerca del carbono en las muestras lunares, pero por algún motivo las muestras en cuestión se quedaron olvidadas en el LNBL, y de hecho se creían perdidas.
La NASA ha pedido que se las devuelvan, algo que el LNBL por supuesto hará, pero de lo que no hay ya prácticamente ninguna esperanza es de encontrar las cintas perdidas del paseo espacial citado, así que tendremos que contentarnos con las mejoras que se le hicieron a las copias de las que la agencia dispone.
La primera imagen de la Tierra vista desde la Luna fue transmitida el 23 de agosto de 1966 desde el Lunar Orbiter I A la derecha la versión original, a la izquierda la imagen restaurada y reprocesada
Lo malo es que duele pensar lo que se podrían haber mejorado aquellas imágenes de Armstrong y Aldrin de haberles podido aplicar los mismos procesos que a las de las sondas del programa Lunar Orbiter, que sin duda no parecen las mismas tras haber pasado por las manos –y los equipos modernos– de los voluntarios del Lunar Orbiter Images Recovery Project.