El pasado mes de abril la cápsula Soyuz-TMA en la que Peggy Whitson, Yi So-yeon y Yuri Malenchenko volvían al Tierra después de su estancia en la Estación Espacial Internacional aterrizó a unos 420 kilómetros del punto previsto.
Durante cerca de media hora después de la hora prevista para el aterrizaje nadie en el control de la misión sabía donde estaban ni hubo contacto alguno con ellos hasta que Malenchenko consiguió salir de la cápsula y ponerse en contacto con los controladores usando un teléfono vía satélite.
Las primeras informaciones desde la agencia espacial rusa una vez que se filtró la noticia de estos problemas apuntaban a que los astronautas habrían tocado algo en los controles de la nave e incluso hubo un responsable de la agencia que se permitió sugerir la enorme barbaridad de que esto había tenido que ver con que la mayoría de la tripulación estaba formada por mujeres.
Al final parece claro que lo que sucedió fue que la cápsula no se separó correctamente de su módulo de propulsión antes de iniciar el descenso, con lo que ambos comenzaron la reentrada en la atmósfera en un ángulo no previsto.
Afortunadamente, una vez que las fuerzas aerodinámicas terminaron por arrancar el citado módulo de su sitio la cápsula se colocó en el ángulo correcto y entonces el piloto automático recuperó el control y siguió lo que se conoce como una trayectoria balística, que es la más sencilla desde el punto de vista de las necesidades de maniobra pero que somete a la cápsula y a sus tripulantes a una serie de esfuerzos considerables.
Cápsula Soyuz TMA sin separar de su módulo de propulsión - NASA
De hecho, la cápsula sufrió serias quemaduras en partes no protegidas por su escudo térmico, la escotilla de salida resultó dañada debido al ángulo de descenso, la antena de comunicaciones fue arrancada, y los tripulantes se vieron expuestos a aceleraciones de hasta 8,2 g.
El origen del problema se ha identificado como el fallo de uno de los pernos explosivos que deben separar la cápsula del módulo de propulsión, y ya es la segunda vez consecutiva que se produce un fallo de este tipo, pues en octubre de 2007 pasó lo mismo, aunque esto no había salido a la luz hasta que volvió a suceder lo mismo en abril.
Dado que hay temores de que en el próximo descenso pueda pasar lo mismo Sergey Volkov y Oleg Kononenko realizarán hoy un paseo espacial en el que retirarán el perno problemático de la cápsula que ahora mismo está atracada en la Estación Espacial Internacional tal y como se puede leer en Next spacewalk will have an explosive twist.
Para ello tendrán que manipularlo con sumo cuidado y colocarlo en un contenedor reforzado especial que fue llevado a la ISS por el Discovery durante la misión STS-124.
Kononenko será quien haga la mayor parte del trabajo mientras Volkov lo mantiene en posición usando una pértiga telescópica. Mientras tanto Greg Chamitoff permanecerá al quite dentro de la propia Soyuz por si hubiera un problema de algún tipo y tuviera que utilizarla para rescatar a los cosmonautas en caso de que no pudieran volver a la ISS por sus propios medios.
El perno, ya dentro del contenedor, volverá a Tierra en octubre, y será analizado para ver donde puede estar el origen de los dos fallos anteriores y sobre todo para ver si se trata de un problema de fabricación que pueda haber afectado a más pernos o si simplemente se ha tratado de una coincidencia.
Los ingenieros rusos han dado todas las garantías de que los otros cuatro pernos serán más que suficientes para asegurar la integridad de la cápsula durante las maniobras orbitales previas a su regreso el próximo mes de octubre.
A pesar de todo, parece haber un cierto consenso en que fue la robusta construcción de las cápsulas Soyuz lo que salvó la vida a Whitson, So-Yeon y Malenchenko.
Por cierto que estos días se está celebrando un simposio en París para celebrar el décimo aniversario de la Estación Espacial Internacional, Celebrating ten years of the International Space Station.
Actualización 11 de julio: Imagino que a pesar de todas las garantías que les daban desde tierra asegurándoles que el perno explosivo que tenían que retirar está diseñado para soportar golpes de 100g y más y aún así no explotar Kononenko y Volkov respiraron ayer aliviados cuando por fin lo introdujeron en su contenedor a prueba de explosiones y cerraron este: Phew! Spacewalkers remove explosive bolt.
Kononenko mientras Volkov lo aproxima a la ubicación del perno - NASA TV
Y es que por si fuera poco tener que manejar un perno explosivo en el espacio, para los dos era el primer paseo espacial de su carrera, y además se vieron obligados a utilizar un cuchillo de sierra para cortar el aislante que cubría el perno en cuestión y poder acceder a él, con el riesgo adicional que suponía que el cuchillo pudiera producir un corte en los guantes de sus trajes espaciales.
El martes que viene les toca hacer otro paseo espacial, pero este mucho más rutinario con diversas tareas de mantenimiento de la ISS.
- Discovery/STS 124: Misión cumplida, el seguimiento de esta misión en Microsiervos.