No había visto este vídeo hecho por el CNES en el que, con datos de las cámaras de a bordo y ROMAP, el instrumento diseñado para medir el campo magnético del núcleo de 67P, se reconstruye la trayectoria de Philae en su aterrizaje en el núcleo del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko el 12 de noviembre de 2014.
Al fallar el propulsor de gas que tenía que haberlo empujado contra la superficie al establecer contacto y fallar también los arpones diseñados para sujetarlo, Philae rebotó tres veces sobre la superficie de 67P antes de quedar posado en una zona inclinada y medio en sombra en la que sus paneles solares recibían mucha menos luz de la deseada.
Esto hizo que apenas pudiera funcionar 60 horas antes de que se descargaran sus baterías y entrara en reposo, aunque cumplió los objetivos de su misión; luego despertó el 13 de junio de 2015 al recibir más luz al estar más cerca del Sol, aunque desde el 9 de julio no hemos vuelto a saber de él.
Pero ver su trayectoria en este vídeo revela que, además de una cuidadosa planificación de la misión, tuvimos bastante suerte, ya que si llega a ir un poco más a la izquierda en el sentido de su marcha tras el primer contacto con el suelo igual no hubiera tocado con la superficie del promontorio en el que hace el segundo contacto y quizás se habría perdido en el espacio; los detalles de cómo reconstruyeron la trayectoria están en We’ve found Philae!
A estas alturas hay pocas esperanzas de que Philae vuelva a ponerse en contacto con el control de la misión, pero aún así Rosetta seguirá escuchando cuando pueda por si acaso, aunque la prioridad es cumplir con los objetivos de su misión, ahora extendida hasta septiembre de 2016.