We saw it burn up from the Falklands at about 9.20pm last night. Came from the South breaking up into bits. pic.twitter.com/54DwAiTI0k
— Bill Chater (@Cheds23) November 11, 2013
No había nada organizado formalmente porque la reentrada del satélite GOCE dependía de muchos factores que iban más allá del control de la Agencia Espacial Europea, y de hecho hasta después de la reentrada no se supo exactamente donde había caído.
Pero según acaba de confirmar @ESA lo que sale en esa foto de Bill Chater efectivamente son los restos del GOCE desintegrándose en la atmósfera, aunque los pilló de casualidad.
Está hecha desde las islas Malvinas, lo que se corresponde con los datos obtenidos por el Comando Estratégico de los Estados Unidos, que situaban la reentrada a las 0:16 UTC más menos un minuto en los 60° oeste y 56° sur, a unos 410 kilómetros al sur de la Malvinas.
Los datos del Comando Estratégico se corresponden con el momento en el que GOCE bajó de los 80 kilómetros de altura, donde se calculaba que por la densidad de la atmósfera se destruiría.
Impresión artística del GOCE en órbita - ESA
La mayor parte de los componentes del satélite se habrán incinerado en la atmósfera, pero los más densos, que suponen de un 20 a un 40 por ciento de la masa de un satélite típico suelen llegar al suelo –o al mar– entre 800 y 1300 kilómetros más allá del punto de reentrada, aunque en este caso no suponían problema ya que el punto de reentrada estaba a unos 1500 kilómetros de Argentina.
Así que lo que pueda haber quedado del GOCE, aproximadamente el 25 por ciento de los 1100 kilos que pesaba este, está bajo la superficie del mar, aunque los datos que ha enviado durante sus cuatro años de servicio, incluyendo estas últimas semanas a muy baja altura, seguirán siendo estudiados durante años.
Aparte de medir la forma de la Tierra con una precisión de entre 1 y 2 centímetros y de la discontinuidad de Mohorovicic, donde la corteza de la Tierra se separa del manto, GOCE ha obtenido también datos muy precisos acerca de la circulación oceánica, del cambio de nivel de los océanos y de los movimientos de las capas de hielo, y también ha medido la densidad del aire y del viento en el espacio.
Todo esto nos permite, por ejemplo, avanzar en nuestro conocimiento de las estructuras internas de nuestro planeta y de cómo se distribuyen las fuerzas que afectan a la tectónica de placas, y de cómo los océanos transportan enormes cantidades de calor de un lado a otro, lo que tiene una enorme influencia en el clima, entre otras cosas en el cambio de estaciones.
(Algunos datos vía Spaceflight101).