Por Nacho Palou — 11 de enero de 2018

Según investigadores de la universidad de Purdue, cuando los bebés gatean su movimiento por el suelo, especialmente cuando gatean en alfombras, levantan grandes cantidades de suciedad, células de la piel, bacterias, polen y esporas de hongos y las inhalan en sus pulmones en una cantidad que es cuatro veces más (en relación a su masa corporal) de lo que inhala un adulto respiraría que camina sobre la misma superficie.

Sin embargo, explican los investigadores, esto no es necesariamente malo: “muchos estudios han demostrado que la exposición por inhalación a microbios y partículas que transportan alérgenos en esa fase de la vida juega un papel importante en el desarrollo y estimulación del sistema inmunológico que protege contra el asma y las enfermedades alérgicas.”

De hecho la hipótesis del higiene sostiene que una falta de exposición de los bebés a agentes infecciosos, microorganismos simbióticos (como la flora intestinal o los probióticos) y a parásitos aumenta la susceptibilidad hacia las enfermedades alérgicas al suprimir el desarrollo natural del sistema inmunológico. En particular, se cree que la falta de exposición (léase, el exceso de protección y de limpieza doméstica) lleva a defectos en el desarrollo de la tolerancia inmune.

Se considera que esta hipótesis, expuesta por primera vez por el epidemiólogo británico David Strachan, en 1989, podría explicar del rápido aumento durante el Siglo XX de enfermedades alérgicas como el asma.

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