Ayer la noticia científica del día fue el supuesto nacimiento de dos bebés en China cuyo ADN habría sido modificado utilizando la técnica Crispr-Cas9. La historia viene básicamente de la exclusiva Chinese scientists are creating CRISPR babies del MIT Technology Review y de la historia de Associated Press titulada Chinese researcher claims first gene-edited babies.
Pero en este mundo de noticias aceleradas y sin matices pronto se perdió el hecho fundamental de que esa es una afirmación hecha sin aportar ninguna prueba por Jiankui He, doctorado en biofísica y empleado de la empresa de biotecnología Direct Genomics. De hecho hay un párrafo en la historia de AP que dice: «No hay confirmación independiente de las afirmaciones de He, y no han sido publicadas en ninguna revista en la que hubieran sido analizadas por otros expertos.»
Así que, a falta de pruebas, recuerda mucho al caso de Hwang Woo-suk, quien a principios de 2004 anunciaba haber conseguido por primera vez en la historia la clonación con éxito de embriones humanos aunque luego todo resultó ser una falsificación por la que fue condenado.
Siempre según He las gemelas Lulu y Nana habrían visto modificado su ADN para conferirles una mayor resistencia a la infección por VIH del que su padre es portador. Así que no se trata de la eliminación o mitigación de una enfermedad hereditaria sino que una mejora –eugenesia– que no es ética ni –en la mayoría de los países– legal. De hecho habría que ver con qué permisos contó He para aplicarles ese tratamiento. Y eso por no hablar de que hay tratamientos perfectamente probados que se le pueden aplicar a los hijos de padres portadores del VIH para protegerlos de la infección sin necesidad de utilizar un procedimiento que, por mucho que prometa, no deja de ser experimental.
Por de pronto la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología, de cuyo departamento de Biología es empleado He (aunque está en excedencia desde febrero de 2018 hasta enero de 2021) se ha apresurado a emitir un comunicado en el que dicen que no saben nada del asunto. Y que –de haber sido llevado a cabo– no se hizo en las instalaciones de la universidad.
Noticias como esta, que quizás tan siquiera sea una noticia sino un engaño, no hacen ningún favor al avance de la ciencia. Y difundirlas ciegamente casi menos, pues crean o alimentan temores muy presentes. Pero ojo, que si se demuestra que He ha hecho lo que dice haber hecho entonces la noticia sí sería terrible tanto por lo que tiene de irresponsabilidad por parte de He y de quien haya colaborado con él como por el efecto que tendrá en la opinión pública.
Como decía Lluis Montoliú cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sentenció que que los organismos modificados genéticamente con CRISPR-Cas se deben regular como si fueran transgénicos
Ese miedo atávico a lo que ignoramos, sin justificación científica, ese temor a la innovación que vemos hoy en día ante la edición genética y lleva al principio de precaución también apareció cuando se desarrollaron las técnicas de trasplantes de órganos o la fecundación in vitro.
Y ambas técnicas hoy en día están más que demostradas gracias a los miles de personas que viven gracias a ellas. Quién sabe lo que podremos llegar a hacer con Crispr-Cas9 y similares bien utilizados.
(Algunos datos vía La ciencia de la mula Francis).