La gente de la Fundación John Templeton produjo este documental titulado 4,850 Feet Below sobre una mina de oro abandonada en Dakota del Sur en la que un equipo de astrofísicos dedican sus esfuerzos científicos a la búsqueda de materia oscura. El sitio tiene todos los pluses de los lugares interesantes: subterráneo, colosal y a prueba de fines del mundo. Y a unos 1200 metros de profundidad del mundanal ruido todos querríamos tener uno cerca en caso de apocalipsis nuclear.
El instrumento principal con el que trabajan se llama LUX, de Large Underground Xenon Experiment y es una enorme cámara de gas Xenón. Allí hay un sensor de altísima precisión con el que se espera detectar algún tipo de interacción entre la materia convencional y la materia oscura, que como sabemos es (en forma de materia + energía) un 95 por ciento el universo. El resto de materia y energía «ordinarias» con la que los humanos normalmente interactuamos es tan solo del 5 por ciento.
La búsqueda es peor que aquello de la proverbial aguja en el pajar: la máquina es capaz de detectar los fotones de forma individual, pero una bombilla de 60W es capaz de producir unos 4 trillones de fotones por segundo, por lo que esperar que «casualmente» uno de ellos interactúe en el lugar adecuado es casi forzar las leyes de la probabilidad. La búsqueda de esa señal, llamada simplemente «Señal S1» es una carrera en la que participan equipos de todo el mundo.