Por Nacho Palou — 6 de noviembre de 2017

Las buenas noticias: según la NASA el agujero de la capa de ozono alcanzó su máxima extensión anual el pasado 11 de septiembre, quedándose en algo menos de 20 millones de kilómetros cuadrados — unas dos veces el tamaño el continente europeo. Comparado con el tamaño (con la superficie de la atmósfera afectada) de otros años, en 2017 el agujero “ha sido excepcionalmente pequeño.“

Las malas noticias: ese reducción en la superficie afectada, similar a la que presentaba el problema en 1988, “era de esperar dadas las condiciones de la estratosfera sobre la Antártida”, según investigadores de la NASA. Y esas condiciones se refieren a un inverno especialmente cálido en aquel polo, el motivo por el que también se desprendió la plataforma Larsen C en julio (en pleno invierno del sur) y el iceberg A68 comenzó su deriva hacia el mar.

A pesar de esta reducción en los últimos dos años debido al aumento de la temperatura la superficie actual delo agujero de ozono sigue siendo grande en comparación con los años ochenta, que fue cuando se detectó por primera vez, en 1985. Esto se debe a que los niveles de sustancias que destruyen el ozono atmosférico, como el cloro y el bromo, siguen siendo lo suficientemente altos como para producir una pérdida significativa de ozono.

Este año la concentración de ozono alcanzó un mínimo sobre el polo sur de 136 Unidades Dobson, el 25 de septiembre — el mínimo más alto desde 1988. Durante la década de 1960, antes de que existiese el agujero de ozono, las concentraciones promedio del ozono sobre el polo sur oscilaban entre 250 y 350 unidades Dobson. Por todo el planeta la capa de ozono promedia entre 300 y 500 unidades Dobson, lo que equivale a unos 3 milímetros de grosor.

Aunque se utiliza la metáfora de un agujero en realidad no se trata de tal cosa, sino más bien de una zona zona de la atmósfera en la cual la concentración de las partículas de ozono está por debajo del registro histórico global de 220 Unidades Dobson, que es el modo en el que se mide y se expresa la presencia de ozono en la estratosfera.

“Sin embargo la tendencia general del retroceso del agujero de ozono [desde su pico máximo en el año 2000] es el resultado del esfuerzo global para eliminar los productos químicos que atacan al ozono, como los clorofluorocarbonos utilizados anteriormente en los refrigerantes”, según Forbes, en referencia al Protocolo de Montreal de 1987.

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