Por @Wicho — 16 de Septiembre de 2015

Encélado y su mar

Una de las primeras sorpresas, ya en 2005, que nos dio la sonda Cassini cuando empezó a estudiar Saturno y sus lunas fue la de que Encélado podría estar expulsando al espacio chorros de partículas heladas desde su polo sur.

La existencia de estos chorros sugería la presencia de agua en estado líquido bajo la superficie helada de esta luna que habría obtenido el calor necesario para mantenerse líquida de la tensión gravitatoria que Saturno provoca sobre esta pequeña luna de apenas 500 kilómetros de diámetro que de otro modo no podría generar por si misma el calor necesario; es un poco como si coges un trozo de goma con las manos y lo estrujas y lo sueltas repetidamente. Si insistes durante el tiempo suficiente, acabará calentándose.

Nuevos estudios llevados a cabo entre 2013 y 2014 gracias a las señales de radio que Cassini envía a la Tierra revelaron que el polo sur de Encélado tiene una depresión que hace que su gravedad sea menor en esa zona, lo que se nota en la forma en la que afecta a la velocidad de Cassini cuando pasa sobre esa zona de la luna, algo que somos capaces de detectar en las señales que llegan de Cassini a través de todos estos millones de kilómetros.

Encélado en 2014
Encélado en tal y como creíamos que era en 2014

Sin embargo aunque en efecto la gravedad en el polo sur de Encélado baja debido a esa depresión en su superficie, baja menos de lo que debería debido al tamaño de esta, tamaño que hemos podido medir con precisión gracias a las cámaras de la propia Cassini, lo que sugería que hay algo bastante denso bajo esa parte de la superficie de la luna que compensa parcialmente la masa que falta en la superficie.

Lo científicos de la misión calcularon que ese algo era un un océano de unos 10 kilómetros de profundidad, bajo una capa de hielo de entre 30 y 40 kilómetros de grosor, y probablemente limitado al polo sur de Encélado, algo que además cuadraba con los antedichos chorros de partículas heladas que la luna expulsa al espacio.

Pero el análisis detallado de las imágenes de Encélado captadas por Cassini en sus distintos sobrevuelos de la luna a lo largo de los años que lleva activa la sonda han permitido medir cuidadosamente el balanceo de esta –su libración– y esto les ha llevado a la conclusión de que la superficie de Encélado tiene que estar separada de su núcleo, pues de otro modo los movimientos de libración serían mucho más pequeños, tal y como se puede leer en Cassini Finds Global Ocean in Saturn's Moon Enceladus.

Es, salvando todas las distancias, como si haces rodar una botella llena de agua helada comparada con como si la haces rodar cuando parte del hielo se ha fundido; los movimientos serán distintos.

Las capas de Encélado
PIA19656: Global Ocean on Enceladus - Impresión artística de las capas de Encélado (no están a escala)

La conclusión, en el caso de Encélado, es que hay un océano que cubre toda su superficie bajo una capa externa helada y que separa esta del núcleo rocoso de la luna.

La pregunta –una de las preguntas– es de dónde sale la energía necesaria para mantener toda esa agua líquida a tanta distancia del Sol.

Otra pregunta que se te puede ocurrir es qué puede estar pasando en ese océano de agua salada, compatible con la vida tal y como la conocemos.

Encélado se revela, desde luego, como un objetivo más que apetecible para una futura misión.

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