Por @Wicho — 19 de septiembre de 2022

Este fin de semana he estado en Naukas Bilbao 2022. Han sido unas 50 charlas y similares sobre montones de temas distintos relacionados sobre todo, pero no exclusivamente, con la ciencia y la tecnología. Las puedes ver todas en la web de EiTB. Para gustos colores, por supuesto, pero si tuviera que escoger una, y sin querer desmerecer a nadie, yo me quedaría con «Una charla imaginaria» de Pablo Barrecheguren.

Aunque sólo sea porque habla de la afantasía, un tema del que he hablado bastante con un grupo amigas y amigos. La afantasía se define como la dificultad –o incapacidad– para generar imágenes con la imaginación. Un 3,9% de las personas tienen estas dificultades; un 0,8% es totalmente incapaz de hacerlo.

En nuestro caso las conversaciones sobre este asunto vienen del día, hace unos tres años, en el que Miguel descubrió que había personas que veían imágenes en sus cabezas. Es algo de lo que nunca había hablado con nadie porque, simplemente, no imaginaba que el resto de la gente no fuera como él en ese aspecto. Y desde entonces quiere saber, claro. Me recordó, por ejemplo, a la sinestesia de calendario de Daniel Marín,quien no descubrió hasta que ya tenía unos cuantos años que no todo el mundo veía los calendarios como él.

Volviendo a la afantasía, Miguel está claramente en el 0,8% incapaz de ver imágenes en su cabeza. Pero hablando del tema descubrimos, por ejemplo, que Joaquín debe andar por el otro extremo, pues, como él dice, cuando se imagina una playa ve una imagen tan real que siente que podría hundir las manos en la arena.

Pero, sin embargo, no es sencillo saber exactamente qué está diciendo otra persona cuando dice que ve imágenes. Y mucho menos cómo las ve. Y, de hecho, en nuestro grupo hay varios grados. Yo, por ejemplo, tengo bastante claro que no estoy al nivel de Joaquín. Pero tengo mis dudas acerca de si veo imágenes como dicen el resto que las ve o si lo que hago es pensar en imágenes que he visto, por ejemplo de una playa. Joaquín lo describe como la diferencia entre tener un DALL·E en la cabeza o una búsqueda de imágenes de Google.

Por eso me encantaría que me hicieran la prueba de la que haba Pablo en su charla. En ella, te muestran dos imágenes en blanco y negro del Sol y la Luna con la misma luminosidad. Pero resulta que si no tienes afantasía tus pupilas reaccionan de forma distintas a ambas, igual que hacen cuando ven el Sol y la Luna y no unas fotos. En su defecto, os dejo el enlace que me ha pasado Miguel a How vivid is your mind's eye?, un test en línea del asunto.

En fin, que me ha parecido una charla muy interesante. Y un recordatorio, como dice Pablo, de que cada persona que conozcas procesa e imagina el mundo de manera distinta, algo que nunca deberíamos dejar de tener en cuenta.

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