Por @Wicho — 10 de noviembre de 2010

La sonda CHASAT II es fruto de un proyecto llevado a cabo durante el curso pasado en el Colegio Mayor Universitario Chaminade para construir una sonda casera que el pasado mes de abril llegaba a la estratosfera:

La sonda en si, con un peso de 750 gramos, estaba construida a partir de una caja de porexpan cortada y modelada para hacerla lo más hermética posible, dividida en tres módulos.

El módulo base tenía como objetivo albergar una de las cámaras Contour HD de la sonda, que tenía todos los boletos para no sobrevivir. El módulo intermedio actuaba como amortiguador para absorber el impacto contra el suelo y proteger los instrumentos que iban en el módulo superior, y que consistían un localizador GPS, un termómetro, y la cámara que filmaba el horizonte.

La caja iba ademas envuelta en con una manta térmica para proteger su contenido frente a las bajas temperaturas que se podía encontrar, de hasta -65 grados centígrados, en la medida de lo posible.

La sonda viajaba colgada de un globo mediante una cuerda de nylon trenzado de 12 metros para minimizar los giros provocados por la torsión de esta y el efecto del viento. El globo, especialmente diseñado para sondeos meteorológicos, tenía un peso de 1.500 gramos e iba hinchado con unos 2,5 m3 de helio, lo que según los cálculos del equipo le permitiría alcanzar una altura de unos 35 kilómetros antes de estirarse hasta los 9 metros de diámetro, su punto de ruptura.

El cálculo demostró ser bastante preciso, pues el globo y la sonda subieron hasta los 35,6 kilómetros de altura, momento en el que entró en juego el paracaídas, un PAR-45 de 114 centímetros de diámetro que aseguró una velocidad de caída de unos 6 metros por segundo a la hora del impacto.

Lo que era más difícil de calcular era el punto de caída de la sonda, ya que depende enormemente del viento, y aunque gracias a las predicciones meteorológicas tenían una idea de hacia dónde iba a ir y de cuanto iba a durar el vuelo, aquí fue donde entró en juego el localizador GPS.

Este incorpora una línea de telefonía móvil y es capaz de devolver sus coordenadas al recibir una llamada en el número de teléfono correspondiente, por lo que desde el control de la misión estuvieron llamándolo cada minuto hasta que recuperaron la señal, perdida durante el ascenso una vez que el localizador salió -hacia arriba- de la zona de cobertura.

Al final, el CHASAT II realizó un vuelo de 96 kilómetros, y gracias a las citadas predicciones el equipo de recuperación estaba a sólo 14 kilómetros del punto de aterrizaje.

El CHASAT II tras su vuelo
El CHASAT II tras su vuelo

El CHASAT-I, por cierto, fue el primer intento de este equipo, y aunque funcionó correctamente, problemas con la válvula de llenado del globo hicieron que este quedara poco lleno, con lo que aunque subió más, lo hizo más lentamente y aterrizó más lejos del punto de lanzamiento -unos 270 kilómetros- y además con la mala suerte de hacerlo en medio de una autovía, con lo que cuando consiguieron llegar hasta él, había sido atropellado.

CHASAT atropellado

Aún así, y aunque la tarjeta SD de la cámara de vídeo se había roto y la cámara compacta estaba destrozada, la tarjeta de esta estaba intacta y pudieron recuperar las fotos que contenía sin ningún problema.

Con un coste de unos 1.000 euros y un mes de tramitación para la reserva de espacio aéreo con AENA y AESA -las cosas hay que hacerlas con sentidiño- este es un proyecto razonablemente asequible en muchos centros educativos, aunque parafraseando el anuncio de MasterCard, que algo así salga bien, no tiene precio.

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