La mayoría de la masa en un lanzamiento espacial consiste en los cohetes que ponen la carga útil en órbita y en el combustible que utilizan según va subiendo, cohetes que van siendo desechados durante el vuelo cuando quedan vacíos y se convierten en un peso muerto.
Por lo general los restos de estos cohetes caen sobre el mar, pero en el caso de los lanzamientos realizados desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajstán buena parte de la trayectoria de éstos discurre sobre tierra, con los que los restos caen en tierra firme.
Esto ha dado lugar a un curioso modo de vida para algunos habitantes de esa república, que se dedican a recoger estos restos y utilizarlos en sus viviendas o a venderlos por ahí, a pesar del peligro que los restos de combustible pueden suponer para la salud.
Lo cuentan en Space Launch Scraps Providing Sustenance For Russian Villagers, y hay un ensayo fotográfico sobre el tema en Kazakhstan's spaceship junkyard.
(Vía Boing Boing.)