En Life Nogging han dedicado un rato a explicar algunos de los trabajos científicos que se han realizado respecto a las experiencias cercanas a la muerte (ECM o NDE en inglés). [Por cierto que es el típico caso en el que la wikipedia en inglés es mucho más objetiva y científica que la versión en castellano.]
Aunque el famoso «Corre hacia la luz» fuera un poco «distinto» –perdón por la licencia literaria– esa sensación visual de un punto de luz brillante es la que dicen experimentar algunas personas que están al borde de la muerte (o tiene una parada cardiorrespiratoria y luego son reanimados). En general se habla de esa famosa «luz» como de «algo» que efectivamente «se ve» y hacia lo que incluso se dirige o siente atraída la persona cuando está palmándola.
Pero la ciencia nos dice que no parece que la cosa vaya de espíritus, seres celestiales o señales de un más allá. Más bien clínicamente lo que sucede es que esa luz puede tener que ver con la falta de sangre y oxígeno en los ojos en el momento en que se produce la «experiencia», una especie de «efecto túnel visual» magnificado por las circunstancias. (Obviamente a raíz del hecho de que muchas de estas experiencias tienen que ver con pérdida del flujo sanguíneo o con falta de oxígeno, aunque sea temporalmente.)
En experimentos realizados con personas que habían pasado por este tipo de experiencias se encontró que algunos tenían en común cierta actividad en el lóbulo temporal del cerebro y también más síntomas de epilepsia de lo normal; al mismo tiempo también dormían menos (sueño REM) que el resto de personas del grupo de control.
Según parece además, tras «ver la luz» algunas personas también mostraban una especie de «explosión sensorial» durante la experiencia – algo que describían como que «la realidad parecía más real». A los investigadores les resultó intrigante que las descripciones fueran más completas y precisas que las que la gente suele tener de los recuerdos (ya sean reales o falsos) y creen que tal vez haya cierta base fisiológica en la formación de esos recuerdos.
Sin embargo, por otros trabajos sabemos que hay algunas señales inequívocas que permiten discernir los recuerdos verdaderos de los recuerdos falsos. Al igual que en los recuerdos falsos de la amnesia infantil es habitual encontrar relatos en los que la persona se ve a sí misma en la cama, en el hospital o en otro escenario, tal vez desde la parte alta de la habitación – algo imposible porque simplemente no ha estado allí, y la escena parece «grabada con una cámara» en tercera persona. (Eso es una señal inequívoca de recuerdo falso)
Otras señales pueden ser relatos inconsistentes respecto a los objetos de la estancia o las personas allí presentes, algo fácil de detectar especialmente si había una cámara o esas otras personas recuerdan lo sucedido fielmente. Cuando esto se da en los recuerdos falsos de niños de menos de 3 o 4 años es debido a que la «escena» ha sido un sueño, la han visto en fotografías, películas o les ha sido relatada.