Por Nacho Palou — 17 de abril de 2017

Copos de nieve gemelos, copias perfectas unos de otros.

El investigador Ken Libbrecht cultiva copos de nieve para descubrir si realmente cada copo de nieve es único, y después de aplicar su método para hacer crecer copos de nieve en el laboratorio ha conseguido producir copos de nieve iguales.

Los cristales nieve se forman cuando la humedad del aire se enfría hasta el punto de que las moléculas de vapor de agua se unen las unas con las otras. Las moléculas de agua están compuestas por un átomo oxígeno y dos átomos de hidrógeno. Por tanto las moléculas se unen formando casi siempre una figura hexagonal que es la estructura a partir de la cual se forma un copo de nieve.

La vieja creencia dice que no, que no hay dos copos de nieve exactamente iguales, y eso tal vez sea cierto en la naturaleza. Cultivando copos de nieve en su laboratorio de la CalTech, en California, Libbrecht ha conseguido producir copos de nieve que son estructuralmente iguales unos de otros: haciendo crecer cristales de nieve en las mismas condiciones de laboratorio los resultado que obtiene son copos de nieve gemelos. “Me refiero a ellos como copos de nieve gemelos porque, como sucede con las personas que son gemelas, no son en absoluto exactamente iguales, pero sí son muy muy similares”, dice Libbrecht.

En la naturaleza los copos de nieve se forman mientras se mueven por el aire y capturan pequeñas partículas de polvo en torno al cual se forma su estructura, aunque esto no es imprescindible para obtener un copo. Pero como cada copo se mueve de manera diferente entre las nubes unos y otros copos experimentan condiciones diferentes en momentos diferentes y eso produce resultados diferentes; esto es por lo que un copo es distinto a los demás, explican en KQED Science.

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