Creo que casi todo el mundo que me conoce diría que soy, como se suele decir, de ciencias. Pero también creo que quien me conoce mejor diría que tampoco encajo de todo en esa etiqueta. Y que sin ser de letras, también tengo un gran interés en ese campo del conocimiento.
Por eso, justo antes de que llegara la pandemia, tenía casi cerrado el programa de un Naukas Coruña en el que pretendíamos explorar esa dicotomía y ver si hay formas de tender puentes entre la cultura de ciencias y la cultura de letras. Aunque los primeros intelectuales de letras que empezaron a hablar de esta división no aceptarían que la ciencia es cultura.
Pero como llegó la pandemia y mandó parar, me quedé con las ganas.
De ahí que tuviera gran interés en Naukas Pamplona, Las dos culturas aunque me hayan pisado la idea. Claro que como Javier, Joaquín y Nacho son amigos no se lo tendré muy en cuenta.
No pude asistir en persona pero he empezado a verlo por la charla de Juan Ignacio Pérez Iglesias, Iñako para los amigos, titulada originalmente ¿Dos culturas? A mí no me salen las cuentas pero que acabó siendo titulada Del opúsculo de Snow a la mierda de pato de Aberron.
En ella Iñako defiende que, a pesar del optimismo de algunos como por ejemplo su admirado Edward O. Wilson, que hablaba de una tercera cultura que uniera ambas, siempre tendrán que existir esas dos culturas. Pero que debemos y podemos negociar y tender puentes para poder sacar lo mejor de ambas. Y lo razona, claro, dejando además un montón de referencias de las que tirar.
A mí no me parece una idea nada mala. Aunque siga espantándome esa manía de definir a las personas como de ciencias o de letras.