Siguiendo con su proyecto para desarrollar cohetes reutilizables capaces de volver a su plataforma de lanzamiento tras el despegue –o a otra que les quede más a mano– la gente de SpaceX acaba de hacer un vuelo de prueba con el Grashopper en el que este se elevó 250 metros y se apartó 100 metros en horizontal de la plataforma.
No es la máxima altura que ha alcanzado, que ahora mismo está en 325 metros, pero sí es con diferencia la vez que más se ha desplazado en horizontal, lo que no es un a maniobra baladí teniendo en cuenta que el Grashopper mide 32 metros de altura y que controlar el balanceo es una maniobra delicada.
Obviamente aún queda mucho para poder usar estas técnicas a más altura y a velocidades supersónicas, pero todo se andará.
(Vía Universe Today).