Una de las características que tienen las cápsulas Soyuz para que sus tripulantes vayan más cómodos y protegidos es la de usar fundas personalizadas para cada uno de ellos para el asiento que ocupan.
En el vídeo insertado arriba se ve un poco como es el proceso con Koichi Wakata como conejillo de indias en una especie de mono y zapatillas, un proceso que es bastante manual, pues consiste en hacer un molde de yeso del cuerpo del astronauta para utilizarlo como base de trabajo para hacer la funda.
Para ello lo meten en una especie de bañera que tiene las dimensiones del asiento de una Soyuz –y estas son las que limitan la estatura máxima de los astronautas que pueden ir a bordo– pero antes de eso toman numerosas medidas de diversas partes de su cuerpo.
Una vez seco el molde, que se hace en dos partes, primero para la parte superior del cuerpo y luego para la inferior, y armados con las medidas ya tomadas, los especialistas lo van adaptando a las medidas que tendrá el astronauta una vez embutido en su traje espacial Sokol.
Probando el asiento con el traje Sokol - RSC Energia (Vía Spaceref)
Aunque como no hay mejor prueba que la empírica, antes de dar por terminado el molde vuelven a sentar en él al astronauta ya enfundado en el antedicho traje para comprobar que no hay nada que se le clave en ningún sitio, pues puede ser muy incómodo, además de peligroso, que eso pase a varias g.
Normalmente un astronauta que vaya en una Soyuz no experimentará más que aproximadamente 4g, cuatro veces su propio peso, tanto al lanzamiento como en el descenso, aunque en el caso de una reentrada balística esta cifra puede llegar a las 8,5 g o más.
Pero sería peor si hubiera que utilizar el sistema de escape antes del lanzamiento, que no es sino un cohete que se lleva la cápsula a una distancia segura del cohete lanzador, algo parecido a un asiento eyectable en un caza, cuyo uso puede someter a los tripulantes a picos de entre 20 y 24 g.
Por eso ningún astronauta vuela nunca en una Soyuz sin su funda de asiento personalizada, y de hecho aquellos que subían a la Estación Espacial Internacional en los transbordadores espaciales para quedarse allí llevaban con ellos su propia funda, y no se les consideraba miembros de la tripulación de la ISS hasta que esta estaba colocada en su asiento.
(Vi el vídeo en un tuit de @gabriel_hgs).