¿Es verdad que la luz da luna pone verdes las patatas? ¿Qué distancia pueden dispersar las semillas los carnívoros? ¿El color de los alimentos que toman los caracoles influye, o determina, el color de la caca que depositan? ¿A qué velocidad se mueven los caracoles? ¿Qué monte se desertiza antes, uno quemado o uno sin quemar? ¿Se puede emplear agua de los deshumidificadores en las baterías eléctricas? ¿Cuál es el volumen de una gota de agua? ¿Funciona la Ley de Murhpy? ¿Puedo ver crecer la hierba?
Estas son sólo algunas de las preguntas ganadoras de ediciones anteriores del Premio Luis Freire de Investigación Científica en la Escuela, organizado por los Museos Científicos Coruñeses, en los que trabajo, que ya va por su XVII convocatoria.
La finalidad de premio es fomentar actitudes positivas hacia la ciencia, dando respuesta, mediante la experimentación o el trabajo de campo, a cuestiones que tengan relación con hechos o procesos de nuestro entorno más inmediato y de la vida cotidiana. La idea que debe inspirar estos trabajos es «la mejor forma de aprender ciencia es hacer ciencia», por lo que se premiarán aquellas investigaciones que se distingan por la originalidad y el rigor de sus planteamientos y conclusiones.
El premio tiene tres modalidades: la primera dedicada a proyectos de investigación científica realizados en aulas de Educación Primaria, la segunda para alumnos de Educación Secundaria y Bachillerato y la tercera para proyectos de investigación tecnológica para alumnos de Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos.
Eso sí, a diferencia de los Prismas Casa de las Ciencias a la Divulgación, el Premio Luis Freire está abierto sólo a profesores y alumnos de centros de educación de Galicia, tal y como se expone en las bases.
Los premios: iPads, cámaras GoPro, participar en la feria científica Galiciencia, o una visita especial al Aquarium Finisterrae, pero, sobre todo, aprender y disfrutar aprendiendo.
El plazo de inscripción termina el 15 de enero de 2016.
