Cosmos: una odisea del espacio-tiempo (2014) es un remake del mítico documental de Carl Sagan de los años 80 que acercó el amor y la pasión por la ciencia a gentes de todas las edades. Esta nueva versión el mismo objetivo. Creada por Ann Druyan (mujer de Sagan) y Steven Soter está presentada por el mediático astrofísico Neil deGrasse Tyson, una gran elección para el papel por sus habilidades como divulgador. Dirigida y producida por Brannon Braga y Seth MacFarlane, con imágenes e incluso música que recuerdan a Contact o Star Trek y con una «nave de la imaginación» como guía, la serie consigue fácilmente su objetivo.
El nuevo Cosmos se compone de 13 episodios de los que ya se han emitido casi la mitad; tienen una estructura muy parecida a los originales, aunque los contenidos son ligeramente distintos, así como todos los ejemplos y experimentos presentados. A la temática de cada uno de ellos se añaden las mini biografías de personajes de la historia, como pueden ser Giordano Bruno, Newton o Fraunhofer, en forma de animaciones. Por desgracia no son de la misma calidad que la puesta en escena, los decorados y el vestuario que usaba Sagan, pero probablemente de algún lado tenían que ahorrar - y el mensaje se transmite prácticamente igual, la verdad.
Por la acogida que ha tenido parece que los primeros episodios han cumplido con lo esperado: buena divulgación, dentro de lo difícil que es condensar en 45 minutos una buena parte del saber humano. Excelentes escenarios, algunos minutos de animación decente y sobre todo -y esto sí que está cuidado- la posibilidad de convertir en imágenes conceptos etéreos como los átomos, el tamaño de las galaxias o la fuerza de la gravedad.
La serie ha tenido también sus críticos, como era de esperar: que si no es científicamente super-precisa, que si ha elegido personajes o situaciones equivocados para los ejemplos, que si prácticamente le da la razón a argumentos no-científicos... Desde mi punto de vista esas críticas son un tanto pedantes y quisquillosas.
Aceptemos para empezar que DeGrasse como astrofísico sabe de lo que habla y que no es un zote cualquiera, sino un científico que además sabe explicar conceptos complicados, y que no tiene ninguna agenda oculta. Eso sí: intentar explicar la teoría de la evolución o cómo las partículas subatómicas en 5.000 palabras -que es más o menos el contenido de un episodio- dista de ser fácil, pero tampoco será algo nuevo para él. Quizá cuando se examine el trabajo completo en su conjunto se verá de otra forma. Tyson además ya aclaró que la serie evita entrar en el debate cara a cara ciencia vs. religión, algo que deja insatisfechos a cierto sector más batallador. Pero añadió un sutil mensaje: «si hemos decidido no particularizar es precisamente porque, para quien se fije, toda la serie trata en realidad sobre esa cuestión.»
DeGrasse Tyson también tiene grandes momentos en los que cuenta algo de su vida personal como científico: cómo conoció a Carl Sagan o cómo los descubrimientos de genios de hace siglos le han permitido disfrutar de su trabajo observando las estrellas del firmamento. Además de eso ha conseguido los guiños perfectos para alegrar a los fans de la serie; desde mantener muchas oscuras referencias al original (incluyendo algunos «billones y billones...») a otras más vistosas como el famoso experimento de la bala de cañón y el péndulo que se desarrolla literalmente como lo contaba Carl Sagan en su novela Contact.
§
Cosmos: una odisea del espacio-tiempo se emite en España en castellano en National Geographic los lunes a las 23.30; en Estados Unidos los domingos por la noche.