Por @Wicho — 28 de marzo de 2014

Ya hemos hablado en varias ocasiones de SOFIA,el Observatorio Estratosférico para la Astronomía Infrarroja, que no es ni más ni menos que un telescopio refractor de 2,5 metros montado en un Boeing 747SP convenientemente modificado.

SOFIA en vuelo con la puerta del telescopio abierta
SOFIA en vuelo con la puerta del telescopio abierta

En este vídeo –en inglés pero con subtítulos que no funcionan del todo mal con la traducción automática– se hace un repaso a cómo funciona, desde la planificación de las misiones al cambio de instrumentos según lo que se vaya a observar, a los equipos de gente involucrada.

La gran ventaja de SOFIA es que es capaz de volar sobre las nubes, de desplazarse a casi cualquier lugar del mundo desde el que se pueda observar un fenómeno interesante, y, sobre todo, que vuela por encima del 90 por ciento del agua que hay en la atmósfera, que es la enemigo número uno de las observaciones en infrarrojos y uno de los motivos por los que es necesario enviar telescopios al espacio.

Lo malo es que aunque al final hablan de los próximos 15 ó 20 años como vida útil de trabajo de SOFIA en estos momentos la NASA dice que no tiene dinero para mantenerlo en servicio.

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