Por @Wicho — 24 de abril de 2017

Desfibirlador vía dron - Universidad de Delft

En los últimos años cada vez es más habitual ver desfibriladores automáticos (o semiautomáticos) en lugares públicos. La idea, dejando aparte normativas que regulan quien puede usarlos y quien no, es que puedan ser utilizados para socorrer a personas en parada cardíaca.

En Galicia, por ejemplo, se habla de que deben estar en «centros comerciales, aeropuertos, puertos, estaciones de autobús o de tren, centros deportivos, lugares o espacios que acojan algún tipo de evento, locales donde haya un riesgo de que se produzca una parada cardíaca, centros escolares o cualquier zona donde resulte recomendable tener cerca alguno.»

Pero claro, los infartos no siempre tienen el detalle de sobrevenir cerca de un dispositivo de estos. Así que una opción que se está estudiando cada vez más es la de transportar el desfibrilador vía dron allí a dónde esté el enfermo.

Como ejemplo un reciente estudio realizado en el área metropolitana de Toronto, de unos 7.124 kilómetros cuadrados, en la que viven unos siete millones de personas, dice que con 81 bases convenientemente ubicadas y 100 drones se puede reducir en tres minutos el tiempo de llegada de un desfibrilador al paciente respecto a la mediana de los tiempos de respuesta frente a paradas cardíacas extrahospitalarias entre enero de 2006 y diciembre de 2014.

Pero esto es tratando por separado cada una de las ocho zonas en las que se divide el área desde el punto de atención médica; si se tratan en conjunto se puede reducir el número de bases en un 40 por ciento y el de drones en un 30 por ciento.

De todas formas el detalle mas interesante es que en la región más urbana del área el percentil 90 del tiempo de llegada del DEA se redujo en 6 minutos y 43 segundos con respecto a los tiempos de respuesta históricos; en la región más rural, el percentil 90 se redujo en 10 minutos y 34 segundos.

Y cuando alguien está en parada cada segundo cuenta, aunque es importante tener muy presente que los desfibriladores no siempre son la solución. Nos lo cuenta Julián Palacios, que de esto sabe un rato:

El desfibrilador es un aparato que entrega 1500 voltios en unos milisegundos. Esto sirve para «resetear» el ritmo cardíaco y, por tanto, sólo sirve cuando haya alteraciones del ritmo cardíaco. Si la parada cardíaca se ha debido a una fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular (TV), que son alteraciones del ritmo, el desfibrilador recupera una actividad eléctrica normal. Pero si la parada cardíaca se debe a que no hay actividad eléctrica de ningún tipo (asistolia) o a que la hay pero no produce contracción eficaz del corazón (actividad eléctrica sin pulso, o disociación electromecánica), no sirve de nada dar una descarga, porque no hay nada que «resetear».

La clave es que en aproximadamente el 50% de las paradas cardíacas se observa FV/TV como primer ritmo, lo que quiere decir que en la otra mitad no hay un ritmo desfibrilable. En otras palabras, en 1/2 de las paradas cardíacas, no sirve de nada desfibrilar.

Claro que también es cierto que sea estas estadísticas tienen un importante matiz: sea cual sea el ritmo inicial pasados 10-15 minutos de la parada ya habrá degenerado a uno «no desfibrilable». Es decir: el porcentaje de ritmo desfibrilable disminuye con el tiempo que tardemos a observarlo. Así, si las ambulancias tardan 15 minutos, la mayoría son «no desfibrilables», mientras que si pudiéramos observar el ritmo cardíaco en el mismo momento de la parada, el porcentaje de ritmos desfibrilables subiría a más del 70%. De ahí la importancia de intervenir rápido.

Pero aún asumiendo el dato del 50%, en la mitad de las paradas cardíacas obtendríamos un beneficio de dar una descarga que recuperara una actividad eléctrica ordenada y, con ella, un latido cardíaco que siguiera bombeando sangre. Sin embargo, también sabemos que en los segundos tras la descarga hay actividad eléctrica sin actividad mecánica… lo cual puede volver a producir una parada cardíaca. Por eso es importante dar masaje cardíaco antes y después del choque.

Sin embargo, también es cierto que los DESA suelen dar instrucciones orales sobre cómo realizar RCP. Por lo que un DESA puede:

  1. Revertir un ritmo desordenado (50%) paradas cardíacas, y, a veces
  2. ayudar a dar masaje cardíaco que mantenga un flujo sanguíneo aceptable aún cuando no haya un ritmo recuperable mediante descarga

De todas formas es importante tener en cuenta que la supervivencia tras una parada cardíaca no depende solo de la desfibrilación. La cadena de supervivencia incluye aquellas actuaciones que han demostrado mejorar el pronóstico vital y neurológico tras una parada cardíaca (supervivencia que, recordemos, es de 50% de los pacientes que llegan al hospital… que son un 10% del total: el otro 90% se quedan en la calle, fríos). Esta cadena de supervivencia incluye:

  1. Alerta temprana. Lo primero es avisar al 112 para que se envíe un recurso de soporte vital. Si estás en Madrid capital en una hora con poco tráfico, tendrás una ambulancia medicalizada en 7 minutos. Si estás en un pueblo… lo del dron te parecería una idea brillante.
  2. Realizar masaje cardíaco. Esto mantiene un flujo de sangre mínimo que lleva oxígeno y nutrientes a corazón y cerebro. Mínimo para mantener tus órganos viables hasta el número 3. Y no, no es necesario realizar boca a boca. Es preferible que muevas sangre sin oxígeno, a que detengas el masaje-circulación haciendo unas respiraciones ineficaces (ni siquiera un médico sin formación específica sabe cómo ventilar bien a un paciente).

  3. Desfibrilación precoz, que recupere un ritmo cardíaco normal.
  4. Cuidados postresucitación. Estos pacientes deben ir a unidades coronarias / de intensivos especializadas en el manejo de pacientes con parada cardíaca, para poder realizar hipotermia/normotermia controlada, controlar la homeostasis (glucemia, presión arterial) y, ante todo, descartar causas tratables (ie. infarto).

Así que puede que lo de enviar desfibriladores vía dron es algo digno de ser considerado.

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