Análisis realizados a 57 personas del entorno del niño que está hospitalizado con difteria en el Hospital de la Vall D'Hebron han revelado que ocho niños son portadores de la bacteria que provoca esta enfermedad.
Afortunadamente los ocho niños infectados sí habían sido vacunados, por lo que no han enfermado, aunque sí pueden contagiarla.
Por ese motivo los ocho han comenzado a recibir un tratamiento de antibióticos para eliminar la bacteria, que de otra forma puede permanecer hasta seis meses en sus organismos, y se les recomienda además quedarse en casa para evitar peligro de contagio a otros niños no vacunados, ya sea por decisión de los padres, o porque todavía son demasiado pequeños como para haber recibido ninguna dosis de la vacuna.
Aparte de cómo unos padres pueden decidir que lo mejor para su hijo es no vacunarlo el otro gran misterio del caso de difteria de Olot es de dónde viene la infección; no está claro si el niño enfermo se infectó a través de estos otros, si estos fueron infectados por él, si la bacteria viene de otro lado, o qué pasó, ya que puede haber un paciente cero que no sea ninguno de ellos.
Por cierto que tanto los padres del niño infectado como su hermana pequeña se han vacunado por fin contra la difteria –y espero que contra el resto de cosas que le faltaran a la niña– y ahora dicen sentirse engañados por los antivacunas.
Como dice el consenso científico –es falso que haya ningún debate al respecto– las vacunas funcionan y salvan vidas.
Salvo casos muy específicos, y siempre bajo consejo médico, no hay ningún motivo que recomiende no vacunar a los niños; si aún dudas, léete ¿Dudas si vacunar a tu hijo?, de lo mejorcito que se ha escrito estos días al respecto.