Aunque Opportunity, el rover marciano de la NASA, es capaz de moverse a una velocidad de hasta 124 metros por hora, esto sólo se da cuando se mueve a lo largo de un trayecto preprogramado enviado desde el control de la misión.
Pero este tipo de trayectos preprogramados no se pueden usar siempre, ya que para ello es necesario que los responsables de la misión dispongan de imágenes claras de la ruta a seguir para poder programar los movimientos del rover.
Es mucho más habitual que la vista de parte de la ruta a seguir, si no toda, esté obstruida por rocas o formaciones del suelo marciano, con lo que entonces las cámaras de a bordo del rover y sus ordenadores tienen que ir procesando y analizando las imágenes para escoger la ruta a seguir.
Esto es todo un logro, y los más de once años de actividad de Opportunity sobre la superficie de Marte así lo demuestran.
Pero en estas condiciones el rover avanza a una velocidad que puede verse reducida hasta los 10 metros por hora.
De cara a futuras misiones los ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA han diseñado un dron que podría encargarse de ir explorando la ruta a seguir y de capturar las imágenes necesarias para preprogramar los movimientos, tal y como se puede leer en Helicopter Drones on Mars.
Esto tiene sus complicaciones, por supuesto, pues aunque la gravedad marciana es un 38% de la terrestre la atmósfera es también mucho más tenue, con lo que las aspas del dron tendrían que ser muy grandes y/o girar a mucha velocidad.
El diseño del JPL consiste en un dron con un cuerpo cúbico de un kilo de peso del tamaño de una caja de kleenex y cubierto de paneles solares y con unas aspas de 1,1 metros de diámetro que giran a 3 400 revoluciones por minuto.
La idea es que sus baterías se carguen con los paneles solares para permitirle un vuelo de 2 ó 3 minutos cada día y para mantener su temperatura interna por la noche sin que se congele; esto le permitiría recorrer como medio kilómetro cada día en sus labores de explorador.
Eso sí, tendría que volar de forma autónoma, claro, ya que la distancia entre la Tierra y Marte hace que según la distancia que separe los planetas las señales de radio tardan entre ocho y 42 minutos en hacer el viaje de ida y vuelta, por lo que es imposible manejarlo en tiempo real.
Como muchos otros proyectos e ideas relacionadas con la investigación espacial, esta lo mismo no llega a convertirse nunca en realidad, pero mola mucho la idea de un dron volando por Marte.