Por Nacho Palou — 16 de julio de 2015

Por el efecto Magnus balones y pelotas realizan movimientos imposibles, como se puede comprobar de forma exagerada en este vídeo en el que lanzan desde lo alto de una presa un balón que está girando,

Un objeto en rotación crea un remolino de aire a su alrededor. Sobre un lado del objeto, el movimiento del remolino tendrá el mismo sentido que la corriente de aire a la que el objeto está expuesto. En este lado la velocidad se incrementará. En el otro lado, el movimiento del remolino se produce en el sentido opuesto a la de la corriente de aire y la velocidad se verá disminuida. La presión en el aire se ve reducida desde la presión atmosférica en una cantidad proporcional al cuadrado de la velocidad, con lo que la presión será menor en un lado que en otro, causando una fuerza perpendicular a la dirección de la corriente de aire. Esta fuerza desplaza al objeto de la trayectoria que tendría si no existiese el fluido. En el espacio o en la superficie de los cuerpos celestes que carecen de atmósfera (como la luna) este fenómeno no se produce.

Merece la pena ver el vídeo Surprising Applications of the Magnus Effect de Veritasium, vía Io9, completo porque recoge algunas aplicaciones —o intentos de aplicaciones— prácticas de dicho efecto.

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