Por @Wicho — 30 de Enero de 2019

Puertas y puertas…

¿Alguna vez te ha pasado eso de que entras en una habitación de tu casa o en una dependencia de tu trabajo y no recuerdas por qué ibas allí por mucho que te esfuerces?

Esto se asocia a un fenómeno conocido como el «efecto puerta» debido a varios estudios hechos por Gabriel Radvansky y sus colegas. En ellos los voluntarios se movían a través de entornos virtuales mientras jugaban a un juego de ordenador. En el juego, la gente cogía objetos de una mesa y los llevaba consigo hasta que llegaban a otra mesa. En la nueva mesa, dejaban el objeto viejo, cogían otro, y lo llevaban a la siguiente mesa. De vez en cuando se les preguntaba cual era el objeto que llevaban y cual era que acababan de dejar. Tenían que responder de memoria porque una vez que cogían ese objeto virtual ya no podían verlo.

Para llegar a la siguiente mesa a veces los participantes tenían que caminar hasta el final de una habitación grande y otras veces se pasaban a una nueva habitación virtual a través de una puerta. La distancia entre mesas era la misma independientemente de que hubiera una puerta de por medio o no. El tiempo que se tardaba en llegar de una a otra era siempre el mismo.

Sorprendentemente atravesar la puerta suponía un cambio importante en la capacidad de recordar el objeto que llevaban los participantes, de ahí lo de «efecto puerta»: cuando las personas acababan de pasar por una puerta les costaba mas recordar qué objeto acababan de dejar y qué objeto llevaban. Caminar a través de las puertas causaba olvidos. En un principio Radvansky y sus colegas teorizaron que esto tiene que ver con que en cada momento estamos construyendo un modelo mental de nuestro entorno y que al pasar una puerta ese modelo se borra para crear otro, lo que también provoca una especie de reseteo de la memoria.

Pero el hecho de que volver a la habitación original generalmente no sirve para recordar por qué te habías movido les llevó a pensar que podía haber otra explicación. Y es que en efecto puede ser que el nuevo modelo que construyes es otro en el que no necesariamente se incluye aquello que te llevó a moverte en primer lugar. Pero también puede que el olvido no tenga que ver con esos modelos mentales sino con cómo se construyen los eventos en la memoria.

De hecho los psicólogos Zachary Lawrence y Daniel Peterson, tras realizar experimentos similares en los que consiguieron provocar ese olvido haciendo que los voluntarios imaginaran pasar por puertas, dicen que el efecto puerta tiene más que ver con la forma en la que creamos eventos en la memoria que con esos contextos. Aquí entran en juego cuestiones de qué es un evento para nuestra memoria, dónde empieza y dónde acaba cada uno y qué es lo que activa el cambio entre un evento y el siguiente.

En cualquier caso lo que parece claro es que no es que tu cerebro funcione mal cuando olvidas a qué ibas a la cocina, por ejemplo (a atacar la nevera casi seguro) sino que es una consecuencia de como funciona. O eso creemos.

Lo que no tengo claro es qué dice del funcionamiento de mi cerebro que después de preguntarle a Helena Matute sobre el efecto puerta hace más tiempo del que quiero reconocer se me haya olvidado publicar esta anotación una y otra vez. Aunque lo que sí tengo claro es que cualquier metedura de pata de esta anotación es cosa mía y no de Helena.

{Foto por Swodesh Shakya en Unsplash}

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