Uno de cada tres científicos admite realizar algún tipo de malas prácticas y uno de cada 50 admite falsificar o inventar resultados
Los científicos son humanos, y por tanto en un momento dado pueden decidir «torcer» un poco los resultados de un experimento cuando no sale como ellos quieren o apropiarse de los resultados de otros:
Hay fundadas sospechas de que Ptolomeo hizo pasar por suyos datos astronómicos que en realidad eran de Aristarco de Samos. Recientemente ha ingresado en prisión Dong-Pyou Han, un investigador en vacunas, condenado por inventar datos en experimentos sobre la vacuna contra el VIH. Los casi 2000 años que separan estos sucesos han estado salpicados de otros muchos casos.
Joaquín Sevilla impartió una lección en el curso de verano «Los demonios de la ciencia: Educando en (con)ciencia» organizado por Ikerbasque y la Cátedra de Cultura Científica dentro del programa de 2015 de los Cursos de Verano de la UPV/EHU en San Sebastián que trataba precisamente este tema, y de dicha lección ha salido la serie «Fraude científico», compuesta por estos artículos:
- Una primera aproximación.
- La difusa frontera de la deshonestidad.
- Profundizando en los dos tipos de fraude.
- Algunas consecuencias.
- Resumen y conclusiones.
Diría que de obligada lectura, no sólo porque Joaquín es amigo mío, sino porque los que somos muy de ciencias a veces nos dejamos cegar por la ciencia y olvidamos lo que decía al principio, que la ciencia la hacen personas, y eso a veces tiene consecuencias no deseadas.