HeartMate II
Roberto Martín Asenjo y José Manuel Montero Cabezas nos escribieron desde el departamento de Cardiología del Hospital 12 de Octubre de Madrid para ponernos en la pista del caso de Pedro, que es la primera persona a la que se le ha implantado un HeartMate II en España, precisamente en su hospital.
Es el mismo dispositivo que mencionábamos cuando hablábamos de vivir sin un latido o el que se le ha implantado al bombero checo Jakub Hulik, aunque en este caso hay un par de diferencias importantes.
Por un lado, mientras que a Jakub hubo que extirparle su corazón entero a causa del tumor que crecía en él e implantarle dos HeartMate II para sustituirlos, a Pedro se le ha implantado un solo HeartMate II, y como dispositivo de asistencia ventricular
Dispositivo de asistencia ventricular
Esto quiere decir que su corazón sigue estando en su pecho y que el HeartMate II está supliendo el funcionamiento del ventrículo izquierdo, básicamente puenteándolo como se puede ver en el vídeo que resume la operación (abstenerse los más sensibles).
Esto permite a Pedro llevar, algo más de un año después de la intervención, una vida muy normal a pesar de llevar una bomba en su pecho. Lo único que tiene que hacer son curas semanales del punto en el que el cable de control y alimentación atraviesa su piel y revisiones trimestrales, ya en el hospital.
Esto era algo que antes de la intervención no podía hacer, pues su corazón estaba irreversiblemente dañado por un infarto previo y apenas tenía la fuerza suficiente como para mantenerlo con vida; de hecho sus ingresos hospitalarios eran cada vez más frecuentes.
Como curiosidad, aunque Pedro conserva su corazón natural, la mayor parte del trabajo del gasto cardíaco, que es el término que denomina los litros de sangre bombeados por minuto, lo hace el HeartMate II, así que en la actualidad su pulso puede llegar a ser imperceptible.
Eso sí, el HeartMate II está programado para dar un determinado flujo y no puede responder a una mayor demanda, aunque teniendo en cuenta que hay marcapasos que sí son capaces de hacerlo, no es descabellado pensar que una versión futura del HeartMate II pueda hacerlo.
Por otro lado, Pedro no es candidato a recibir un trasplante porque presenta insuficiencia renal no reversible y enfermedad pulmonar obstructiva crónica moderada, con lo que a diferencia de Hulik en su caso el HeartMate II es utilizado como terapia objetivo, es decir, que lo seguirá usando mientras viva.
Hace unos años Pedro habría estado condenado a la muerte por su insuficiencia cardíaca y por no se candidato a un trasplante. Hace algunos años menos llevar un corazón artificial suponía vivir pegado a una máquina del tamaño de una lavadora. Más tarde esa máquina se redujo de tamaño tanto que se puede llevar como una mochila.
Hoy en día las baterías del nuevo corazón de Pedro caben en una discreta bandolera y si nadie nos dijera que lleva un corazón artificial no nos daríamos cuenta; aún si te lo dicen es difícil de creer.
Suena casi a ciencia ficción, pero cada vez más a ciencia y menos a ficción.
Es, además, una esperanza para aquellos enfermos que no son candidatos a un trasplante o que están en lista de espera y su nuevo órgano no llega a tiempo.
Eso sí, los corazones artificiales no crecen en los árboles, y sin inversiones en ciencia e investigación no podríamos estar hablando de ellos.
Ni Pedro, Jakub, y otros miles de pacientes en todo el mundo estarían vivos.
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