Aunque miope en su lanzamiento hace hoy 25 años, el telescopio espacial Hubble, una misión conjunta de la NASA y de la Agencia Espacial Europea, es una de las misiones espaciales que más han contribuido al avance de la ciencia con más de un millón de observaciones para astrónomos y científicos de todo el mundo, que hacen cola para usarlo, y a la popularización de las astronomía con sus espectaculares imágenes
Solo el diseño del telescopio, pensado para ser reparado en órbita, permitió que gracias a la primera de estas misiones el defecto de pulido del espejo fuera corregido.
Un módulo llamado Corrective Optics Space Telescope Axial Replacement fue instalado en el lugar del Fotómetro de Alta Velocidad, el HSP, en una operación que perfectamente se podría considerar como ponerle gafas al telescopio; los nuevos instrumentos diseñados para el Hubble ya tuvieron en cuenta este fallo en sus diseños y al final fue posible retirar el COSTAR, que hoy en día se puede ver en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos.
No habría sido posible de no haber sido diseñado para su mantenimiento en órbita, claro, una opción que no está contemplada en el Telescopio Espacial James Webb, el próximo gran telescopio espacial de la NASA, que va pasadísimo de presupuesto, por no hablar de lo retrasado que va ya su lanzamiento.
Despliegue del Hubble desde la bodega de carga del Discovery el 25 de abril de 1990
Un dato curioso del Hubble es que su espejo no es especialmente grande, pues es de solo 2,4 metros de diámetro; su gran ventaja es que está en el espacio, aunque tampoco muy lejos sino a un poco menos de 600 kilómetros de altitud.
Pero desde allí no tiene una atmósfera enturbiando las observaciones y absorbiendo parte de las señales que los telescopios terrestres no pueden observar, ni tiene que pelear contra la contaminación lumínica.
Así que puede estar horas y horas observando el mismo objetivo, con toda la calma del mundo, recogiendo la luz y demás longitudes de onda que llegan de él, acumulando tiempo de observación.
Eso sí, no puede observar la Tierra porque está demasiado cerca de ella como para enfocarla, ni a Mercurio ni al Sol porque son demasiado brillantes.
En sus 25 años en activo el Hubble nos ha permitido acercarnos a las estrellas más viejas del universo, nos ha permitido descubrir la energía oscura, de cuya existencia no teníamos noticia antes de lanzarlo, hemos obtenido imágenes de planetas extrasolares…
Algunas de las mejores imágenes del Hubble - vía Hubble25th.org
Ese millón y pico de observaciones se ha traducido en más de 12 000 trabajos científicos que nos han permitido poner casi patas arriba nuestra idea del universo, aunque como decía al principio, las impresionantes imágenes que nos proporciona no son menos importantes.
Citando a Javier Armentia, director del planetario de Pamplona:
Los astrofísicos sabemos que gracias a los grandes telescopios terrestres que comenzaron a funcionar en los 80, y a los observatorios espaciales que, especialmente a partir del Hubble, permitieron observar a la vez desde muy distintos lugares, con gran capacidad de resolución y detalle, y sobre todo en un amplio rango de longitudes de onda, nació una nueva astrofísica y se desarrolló como nunca en la historia de la Astronomía. Los avances de estos últimos 25 años han sido tan poderosos que nuestra idea del Universo es ahora tan diferente que parece increíble que solo haya pasado un cuarto de siglo.Pero, también, y no es algo menor al lado de los avances más científicos, hemos aprendido a amar un Cosmos sorprendentemente bello y misterioso.
Tras la última misión de mantenimiento, llevada a cabo en 2009, al Hubble debería quedarle cuerda para unos cuantos años más, pues lo dejaron casi como recién salido de fábrica; mejor, de hecho, en algunos aspectos.
Como poco se espera que siga en funcionamiento durante un tiempo en paralelo al James Webb, cuya fecha de lanzamiento prevista es 2018, siempre que no vuelva a retrasarse.