Cyborg: Progress - Foto CC por pasukaru76
Este artículo se publicó originalmente en Cooking Ideas, un blog de Vodafone donde colaboramos semanalmente.
Hace unos días alguien me decía, de broma, por supuesto, que es medio ciborg porque lleva un marcapasos, pero me hizo pensar una vez más en cómo la tecnología está mejorando la calidad de vida de las personas que sufren enfermedades crónicas, y en especial acerca de nuevos desarrollos muy prometedores en este campo.
Si hace unos meses hablaba de la iniciativa de un padre cuyo hijo había desarrollado diabetes para desarrollar una bomba automatizada de insulina que midiera los niveles de azúcar en sangre para darle las dosis necesarias de esta hormona sin riesgos de sobredosis o de quedarse cortos, un ensayo clínico reciente acerca un producto similar al momento en el que se pueda comercializar.
Dispensador de medicinas subcutáneo
Se trata de un implante de unos 3 centímetros de ancho, 5 de alto, y uno de grosor, controlado por un microchip que lleva hasta veinte pequeños depósitos del producto a suministrar y que puede ser programado para abrir cada uno de ellos en un momento determinado, lo que evitaría, por ejemplo, tener que depender de la memoria del paciente para que tomara la dosis pertinente.
En este caso, de todos modos, en lugar de automatizar la liberación de las dosis, se controlaba por radio la liberación de las dosis de hormona paratiroidea, usada en el tratamiento contra la osteoporosis, en ocho mujeres que llevaban el dispositivo implantado en la cintura.
Uno de los ocho dispositivos falló, pero los otros siete consiguieron demostrar que su efectividad a la hora de aplicar las dosis correctas de hormona, que es absorbida por los capilares cercanos, es igual que la de los típicos lápices inyectores que se usan para esto, y que no tienen ningún efecto secundario.
Así que en el futuro uno de estos cacharritos, quizás con más depósitos, e incluso mezclando distintos tipos de medicamento en ellos, podría servir perfectamente para programar tratamientos a largo plazo para cosas como vacunas que requieren mútiples dosis y que a menudo se quedan a medio aplicar, enfermedades o síndromes que causan dolor prolongado, tratamientos de cáncer, etc.
Además, no sólo se podrían programar los momentos en los que se liberara cada una de las dosis, sino que sensores incorporados en el dispositivo podrían incluso llegar a modificar sobre la marcha la administración de estas, tanto en cuanto al tiempo como en cuanto a la combinación de medicamentos o sustancias.
Naturalmente, como todos los avances en medicina, aún faltan años de experimentación para que este tipo de dispositivos se puedan empezar a utilizar a nivel masivo, pero desde luego la cosa promete.
Por de pronto el MIT, que es donde se originó este proyecto, ha creado una empresa llamada Microchips Inc para intentarlo convertir en una realidad.
Biocápsulas
Un paso más allá de todo esto va otro desarrollo en el que está trabajando la NASA, que son unas biocápsulas hechas de nanotubos de carbono que se implantarían también de forma subcutánea pero que a diferencia del dispositivo del MIT y sus depósitos, incluye células capaces de segregar la sustancia necesaria que vivirían de los nutrientes presentes en la sangre de la persona que la llevara implantada.
Biocápsula de la NASA
No cuesta mucho, imaginar, por ejemplo, una de estas biocápsulas que llevara células sensibles al nivel de azúcar en sangre que fueran capaces de segregar insulina cuando estos suben, creando un sistema que permitiría a los diabéticos controlar mucho mejor su enfermedad.
Las primeras pruebas en animales deberían empezar en breve, para seguir, si todo va bien, con pruebas en seres humanos.
No se si este tipo de tratamientos nos convertiría en ciborgs o no, pero desde luego parece que poco a poco nos iremos convirtiendo en algo más que humanos, al menos los que tenemos la suerte de vivir al lado adecuado de las barreras que dificultan o impiden que este tipo de avances llegue a todo el mundo.
