Uno de los avances científicos más importantes de los últimos años ha sido, sin duda, el que hayamos podido comprobar que las ondas gravitacionales, predichas por la teoría de la relatividad general de Einstein, existen. El que hayamos aprendido a observarlas nos ha abierto, por así decirlo, una nueva ventana al universo, que nos permitirá estudiarlo de una forma que hasta ahora nos estaba vedada.
E igual que nos pasó cuando descubrimos que había cosas que ver más allá de la luz visible y que el espectro electromagnético nos permitía observar multitud de fenómenos cósmicos que van más allá de lo que podemos percibir con nuestros ojos con las ondas gravitacionales pasa lo mismo.
Y es que hay todo un espectro de ondas gravitacionales de distintas frecuencias que se corresponden con distintos fenómenos y distintos momentos de la historia del universo, empezando por las estrellas de neutrones que giran una alrededor de otra hasta las fluctuaciones cuánticas en el universo temprano, pasando por agujeros negros binarios supermasivos que se encuentran en los núcleos de algunas galaxias.
Por ahora apenas somos capaces de ver algunas de ellas gracias a instrumentos como Ligo y Virgo, aunque pronto estaremos en condiciones de mirar un poco más allá gracias a observatorios espaciales como Lisa… y sabiendo que están ahí seguro que terminaremos por detectar el resto de ellas.
A fin de cuentas nuestra curiosidad parece –afortunadamente– infinita.
(Vía Astrotweeps).
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