Por @Wicho — 7 de octubre de 2006

Hace un par de años a Harriet Hall, una escéptica norteamericana, se le ocurrió que podía dedicar parte de su tiempo libre a acudir a las reuniones que un grupo de personas de su zona que se hace llamar Mingling of the Minds (algo así como Comunión de Mentes) iba a organizar sobre astrología y otras pseudociencias para intentar aportarles un punto de vista racional sobre esos temas.

Sus amigos intentaron disuadirla diciéndole que eso iba a ser como intentar enseñar a cantar a un cerdo: «es una pérdida de tiempo por tu parte y el cerdo se enfada», pero aún así Harriet estuvo durante dos años asistiendo a esas reuniones e intentando hacer razonar a los miembros del grupo sobre lo que en ellas se decía, aportando datos y observaciones que desmontaban o establecían una duda razonable sobre las cosas que los supuestos expertos en el tema decía…

Lo que efectivamente, como decían sus amigos, no sirvió de nada.

Al final Harriet reconoció la inutilidad de su empeño y ha recogido sus experiencias en un entretenido artículo del Skeptical Inquirer llamado, precisamente, Teaching Pigs to Sing, en el que al final incluye una fábula sobre la Tooth Fairy (el equivalente anglosajón a nuestro Ratoncito Pérez) en la que intenta demostrar como funciona un creyente -en lo que sea- frente a los argumentos que se le presentan.

Está muy bien, y además Rinzewind la ha traducido al español con el beneplácito de Harriet, así que no dejes de echarle un ojo a ¿Es real el Ratoncito Pérez? Una fábula.

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