El EmDrive es un motor ideado por el ingeniero británico Roger Shawyer que básicamente consiste en un microondas acoplado a un cono metálico completamente cerrado que, de alguna manera, es capaz de producir empuje por el lado más grande del cono sin necesidad de propelente.
De funcionar –y de poder hacerlo con un empuje razonable– sería todo un avance, ya que tendríamos un motor que funcionaría mientras le pudieras suministrar electricidad y no fallara ninguno de sus componentes sin estar limitado por la cantidad de combustible. Esto para una sonda espacial, por ejemplo, sería magnífico, ya que cada vez las hacemos mejor y en la actualidad su misión suele terminar precisamente cuando se quedan sin combustible para maniobrar.
Pero el problema es que de funcionar así el EmDrive iría un poco mucho contra la leyes de la física al conseguir movimiento sin expulsar ningún tipo de masa. En concreto va contra cosas como la conservación del momento y la conservación de la energía, por ejemplo.
Sin embargo muchos experimentos realizados hasta ahora aseguran haber detectado un mínimo de empuje procedente de este tipo de motores, aunque siempre con unos resultados muy cercanos al ruido experimental que los ponían en mucha duda.
Pero tal un experimento realizado por un grupo de científicos alemanes, el más riguroso realizado hasta la fecha, ha dado resultados negativos.
Dotados de una cantidad razonable de fondos construyeron un EmDrive con más precisión que ninguno de los fabricados hasta ahora, todo lo aislado que pudieron de ruido electromagnético externo, y midieron. Y resulta que sí encontraron una fuerza. Pero esa fuerza también se producía cuando el motor estaba recibiendo electricidad pero ésta era desviada a un disipador en lugar de al «microondas». Así que la fuerza medida tiene que tener un origen distinto al postulado por Shawyer.
Y los alemanes han llegado a la conclusión de que ese empuje viene de la interacción entre los cables que llevan la corriente al EmDrive y el campo magnético terrestre. La corriente que circula por ellos produce una fuerza perpendicular al sentido en el que viaja al estar moviéndose dentro del campo magnético terrestre.
Tienen intención de refinar su montaje, blindándolo aún más contra posibles interferencias externas, incluidas la del campo magnético terrestre, lo que con toda probabilidad les llevará a obtener resultados en los que no se mida ningún empuje o bien en los que este, de nuevo, quede dentro del margen de ruido del experimento.
Es una pena pero es lo que tiene vivir en un universo en el que se respetan las leyes físicas.
(Vía Ars Technica).