Por @Alvy — 4 de mayo de 2019

Hucha de donaciones / Marco Verch

Unos científicos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido), han hecho una serie de experimentos para comprobar si, como mucha gente piensa, los objetos «humanizados» nos hacen ser más sociales. En concreto pusieron ojitos saltones en las huchas de donaciones de los supermercados, sin muchas más explicaciones. El resultado fue que las donaciones aumentaron un 48 por ciento respecto a las mismas huchas sin ningún tipo de decoración.

El experimento era tan simple como suena: al final de las cajas del supermercado la gente podía echar unas monedas cuando lo considerara oportuno, sin que hubiera más indicaciones que un logo de una ONG a la que iban dirigidas las donaciones (y siempre era la misma). No cambiaba más que el hecho de que algunos cubos (huchas) eran totalmente neutros, a otros les pusieron ojitos saltones y a otros unas pegatinas con tres estrellas, a modo de control.

Tras 11 semanas recogieron los datos. Había una clara diferencia en las cantidades que se habían recogido en cada cubo, que se normalizaron teniendo en cuenta el número de clientes que pasaban por cada caja. El resultado era llamativo, pero los investigadores no saben muy bien por qué se produce exactamente, excepto quizá porque como es sabido la «humanización» de los objetos nos hace ser más prosociales, y quizá por eso más generosos. De hecho el efecto es más acusado cuando en el supermercado está todo tranquilo y hay poca gente, es decir, que funciona incluso cuando «nadie nos mira» ni necesitamos aprobación social. Cuando hay prisas y mucha gente la gente echaba menos dinero en las huchas.

También apuntan a que quizá unos ojos que te miran tienden a captar nuestra atención y por tanto potencian ese efecto prosocial. Las diferencias son tan grandes que dicen que las ONGs deberían tenerlo en cuenta en sus campañas, porque es un factor completamente independiente de otros.

Se puede leer el trabajo completo al respecto aquí:

Hay un hilo de Maxim, que es donde leí acerca de este efecto, donde se muestran muchos más objetos con ojitos saltones, incluyendo robots, que modifican de algún modo el comportamiento de quienes interactúan con ellos. Si quieres comprobarlo, en los bazares venden bolsas con cientos de ojitos por un euro… ¡Todo por la ciencia!

{Foto (CC) Marco Verch @ Flickr}

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