Jaralee Metcalf es una profesora que planteó en su escuela de primaria un experimento con rebanadas de pan de molde para estudiar los efectos de la suciedad en las manos sobre los alimentos. Está inspirado en un experimento que encontró en el área infantil del Hospital C.S. Mott de Michigan.
Es tan sencillo que cualquiera puede hacerlo y, lo mejor de todo, entenderlo viendo sus efectos al cabo de unos días. Simplemente se toman con cuidado varias rebanadas de un envase de pan de molde y se guardan en bolsas transparentes. Una se guarda con cuidado sin tocarla (o con unos guantes o pinzas), el resto tocándolas con las manos limpias, las manos sucias, las manos recién lavadas o –como hicieron en su clase– rebozándolas antes en el teclado de uno de los Chromebooks de clase.
Las rebanadas se etiquetan y cuelgan de la pared y simplemente basta esperar. Los efectos empezaron a ser aparentes a las 3-4 semanas, algo que creen es debido a los conservantes que lleva el pan de molde, pero esto puede variar. Mientras que la que no tuvo «contacto humano» se conserva razonablemente bien el resto muestran manchas y moho allí donde entraron en contacto con los gérmenes, en diversos grados. Gérmenes de los que hay muchos en un teclado de ordenador.
El experimento es muy «casero» pero efectivo; la profesora recuerda que se puede añadir alguna forma de «rebanada de control» u otras sutilezas, pero para ser una escuela de primaria desde luego no está nada mal el resultado. Moraleja: ¡Es importante lavarse las manos!