Un corazón para la señora Pisano – Joe Carrotta / NYU Langone Health
El centro Langone Health de la Universidad de Nueva York acaba de hacer pública la muerte de Lisa Pisano, la mujer que el pasado mes de abril recibió un trasplante de riñón de un cerdo que hubo que extirparle 47 días después.
La señora Pisano era una paciente con fallo renal y cardíaco que no era candidata a un trasplante humano. Pero con permiso de las autoridades competentes recibió el del riñón de un cerdo modificado genéticamente unos días después de que le implantaran un dispositivo de asistencia ventricular izquierdo (LVAD) para apoyar el funcionamiento de su corazón.
El problema es que las complicaciones causadas por el difícil equilibrio necesario para mantener la bomba y el corazón en funcionamiento a la vez que se trataba el posible rechazo del riñón hicieron que al final el flujo de sangre al riñón resultara ser demasiado escaso, lo que hizo que terminara por dejar de funcionar y obligó a su extirpación. Eso a su vez obligó a volverla a poner en diálisis.
Según Robert Montgomery, uno de sus cirujanos,
No se pueden subestimar las contribuciones de Lisa a la medicina, la cirugía y los xenotrasplantes. Su valentía dio esperanza a miles de personas que viven con insuficiencia renal o cardíaca terminal que pronto podrían beneficiarse de un suministro alternativo de órganos.
Lo que viene siendo el discurso estándar en estos casos.
La señora Pisano fue la segunda persona en recibir el riñón de un cerdo. Antes que ella fue Richard Slayman, que recibió otro riñón de cerdo modificado genéticamente el 16 de marzo. Pero el señor Slayman moría a mediados de mayo. Aunque el equipo. médico insiste en que no fue por nada relacionado con su xenotrasplante.
El riñón es uno de los órganos con mayor demanda para los trasplantes. Y nunca hay suficientes. Así que estas pruebas –es de suponer que con todo el consentimiento informado del mundo y con los permisos pertinentes– son una forma de intentar paliar esta escasez.