Por Microsiervos — 11 de Febrero de 2023

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia reproducimos aquí el artículo que la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco ha publicado al respecto. El 11F es, sin duda, una iniciativa que merece todo nuestro apoyo.

Conforme van creciendo, niños y niñas adquieren una comprensión cada vez más sofisticada del entorno social que les rodea y, a la vez, desarrollan un sentido de su propia identidad, especialmente en relación con las características que los unen y los diferencian de los demás. Tanto la comprensión de la realidad social como el desarrollo de su identidad están muy condicionadas por la pertenencia a un grupo.

Algunas de las características del grupo al que se pertenece derivan de o, directamente, son estereotipos sin bases objetivas. Por otro lado, dado que la creencia en estereotipos puede condicionar las expectativas acerca de lo que se puede hacer y lo que no, el sentido de pertenencia a un grupo y la identidad que confiere este condicionan esas expectativas en muchos casos. Los estereotipos, de ese modo, dan forma a las autopercepciones académicas, incluidas las creencias en la capacidad propia para cursar ciertos estudios y desempeñar ciertas profesiones, y las relativas al sentido de pertenencia al grupo de quienes optan por ciertos estudios o de quienes no lo hacen.

Género, comunicación y transmisión de estereotipos

Es importante, por tanto, entender dónde y de qué forma surgen los estereotipos citados y cómo se transmiten. Que sean adquiridos por chicos y chicas en el entorno familiar no quiere decir que surjan de forma espontánea. No son consecuencia de una revelación ni inspiración sobrenatural. Las familias no viven en un vacío social. Los estereotipos tienen carácter cultural y, para empezar, pueden surgir en el seno de la comunidad científica, por la forma en que se generan nuevas nociones y cómo, después, se difunden hacia otras esferas. Y se transmiten a través del entorno familiar, los grupos de amigos y amigas, la escuela, y los medios de comunicación. Estos reproducen los esquemas vigentes en la sociedad a través de la información que difunden, el tratamiento que hacen de la perspectiva de género o la representación e imágenes que emiten y proponen. Esta reproducción transmite los estereotipos y consolida determinadas formas de actuar acordes con aquellos.

Además de la génesis y transmisión de los estereotipos, es importante conocer de qué forma, mediante qué mecanismos se difunden. Hay multitud de señales sutiles cuya transmisión contribuye a configurar las identidades a que me he referido antes. Por ejemplo, el lenguaje, más allá de su carácter incluyente o excluyente –que es en lo que más nos fijamos o en lo único en que reparamos–, contiene claves que dan forma a la identidad y la dotan de atributos (supuestos) con consecuencias de largo alcance. Y las imágenes tampoco son neutras. Lenguaje verbal y lenguaje visual son las dos herramientas de comunicación mediante las que, de forma sutil, se pueden transmitir preconcepciones y modelos estereotipados. Lo dicho no es importante solo para quienes se dedican a la comunicación de forma profesional, el personal investigador muchas veces no es consciente de que tan importante o más que el valor denotativo de lo que se afirma o niega, pueden serlo sus connotaciones. Todo ello influye de forma determinante en lo que se transmite y, por lo tanto, en los valores que se difunden y promueven.

El pasado día 9 de febrero, y en el marco de los actos para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU celebró una jornada bajo el título Género y Comunicación de la Ciencia. Hasta ahora, hemos celebrado esa efeméride difundiendo vídeos mediante los que hemos intentado llamar la atención y concienciar acerca de las desigualdades entre chicos y chicas en el acceso a ciertos estudios científico-tecnológicos y en el progreso en la carrera científica por parte de hombres y mujeres.

Después de los seis vídeos difundidos durante los seis años anteriores, hemos decidido dar un salto y buscar la forma de llevar a la práctica acciones que contribuyan de forma efectiva a combatir esas desigualdades. Ese ha sido el objetivo de la jornada, aportar datos, valorar la situación y proponer remedios en el terreno de la comunicación científica. Parte de los estereotipos que dibujan diferentes predisposiciones, actitudes y aptitudes en chicos y chicas para con la ciencia, las matemáticas y la tecnología tiene su origen en la forma en que esos contenidos se generan en la comunidad científica y se transmiten a la sociedad a través de los medios de comunicación. Estos y la comunicación en sí pueden consolidar los esquemas de género predominantes en la sociedad o pueden inducir al cambio. El cambio exige prescindir de estereotipos y roles consolidados que no se compadecen con la realidad, y comunicar el conocimiento e información de manera que su transmisión sea coherente con la idea de la igualdad esencial de hombres y mujeres en su relación – como estudiantes o como profesionales– con la ciencia y la tecnología. Por eso hemos pensado que merecía la pena indagar acerca de todo ello y tratar de llegar a conclusiones prácticas. Hemos querido pasar del binomio reflexión y denuncia, a otro binomio diferente: reflexión y acción.

No quiero terminar sin recordar, como cada 11 de febrero, que para la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU todos los del año son Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, como muestra el hecho de que Mujeres con Ciencia publique un artículo todos los días del año.

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Referencias:

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