Por @Wicho

Columbus en primer plano con la Tierra abajo del encuadre y parte de la EEI al fondo
Impresión artística de ACES ya instalado en el exterior del laboratorio Columbus de la Estación Espacial Internacional – Agencia Espacial Europea

Esta mañana un cohete Falcon 9 de SpaceX ponía en órbita la cápsula de carga Dragon 32 rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI). A bordo de ella, además de suministros para la tripulación y otros materiales varios van los relojes atómicos ACES de la Agencia Espacial Europea.

ACES, de Atomic Clock Ensemble in Space, Conjunto de Relojes Atómicos en el Espacio, es un proyecto de la Agencia Espacial Europea que busca, entre otras cosas, compartir el estándar de la duración del segundo alrededor del mundo. Y como del segundo se derivan todas las demás unidades físicas eso permitirá aumentar la precisión con la que se miden y estudian infinidad de cosas.

También permitirá reafirmar, una vez más, que la gravedad ralentiza el tiempo, tal y como predijo Einstein, ya que los relojes de ACES irán más despacio que los otros relojes atómicos en tierra con los que se compararán sus mediciones.

Otros campos en los que ayudará son en el estudio de la materia oscura, la física cuántica, o incluso en el movimiento de las placas tectónicas. Con el tiempo también podría permitir más precisión en el GPS y otros sistemas de navegación, aunque para ello los futuros satélites que se lancen tendrían que incorporar relojes más precisos.

ACES está formado por dos relojes: PHARAO (Projet d’Horloge Atomique à Refroidissement d’Atomes en Orbite, Proyecto de reloj atómico por enfriado de átomos en órbita) y SHM (Space Hydrogen Maser, Maser de hidrógeno espacial).

PHARAO es un reloj atómico de cesio desarrollado por la agencia espacial francesa CNES. El reloj utiliza láseres para enfriar átomos de cesio cerca del cero absoluto de temperatura, en torno a -273 grados Celsius; esto permite mediciones extremadamente precisas del tiempo.

SHM es un máser de hidrógeno activo, un dispositivo que utiliza átomos de hidrógeno para dar la hora, y servirá para calibrar el funcionamiento de PHARAO. Así, cada vez que se cambie alguno de sus parámetros se compararán las medidas que produzca con las mediciones de tiempo proporcionadas por SHM, al que no se tocará durante toda la misión.

ACES mantendrá el tiempo con una precisión que le permitiría una discrepancia de tan sólo un segundo en 300 millones de años. Eso lo convierte en el reloj atómico más preciso que jamás hayamos enviado al espacio. Aunque en tierra los hay aún más precisos.

La misión lleva en desarrollo desde los 90. Y es que miniaturizar un reloj atómico –que normalmente ocupa una habitación– para poder meterlo en una nave espacial dista de ser trivial. Se complicó además todo un poco más cuando la NASA decidió retirar del servicio los transbordadores espaciales, en los que estaba previsto que fuera lanzada, lo que obligó a reducir aún más el tamaño del experimento. También estaba el problema de aislar térmica y mecánicamente los componentes de los relojes.

Sea como fuere, ACES hoy en día ocupa un volumen de aproximadamente un metro cúbico, así que cabe perfectamente en el maletero de la Dragon, de dónde será extraído por el brazo robot de la Estación para su instalación en el exterior del laboratorio Columbus.

Un operario hace algunos ajustes en ACES, que está apoyado sobre su estructura de transpore
ACES en el Centro Espacial Kennedy durante los preparativos para su lanzamiento. Es tan sensible a campos magnéticos que cualquier herramienta o elemento metálico que se le acerque tiene que haber sido desmagnetizado dantes – ESA

Desde allí se podrá comunicar con las estaciones en tierra. Aunque tampoco es trivial, cuando se trata de medir el tiempo con una precisión de una parte entre 1017. Para ello ACES utilizará enlaces de microondas y láser para sincronizar el tiempo entre el espacio y la Tierra con una precisión mucho mayor que los sistemas actuales. Será la primera vez que se puedan compartir mediciones del tiempo entre relojes atómicos situados en distintos continentes.

Eso sí, la misión va a durar un poco menos que esos 300 millones de años: está previsto que esté activo 30 meses y que durante ese tiempo se puedan mantener al menos diez sesiones de 25 días de duración cada una con las estaciones de tierra.

En total la Dragon 32 lleva a bordo 3.021 kg de carga entre suministros y materiales para la Estación y otros experimentos. Aunque en este caso algunas de las cargas previstas han tenido que dejar su lugar a suministros ante la imposibilidad de lanzar la cápsula de carga Cygnus 22, que resultó dañada durante su transporte a Florida para su lanzamiento.

Su acoplamiento con la Estación está previsto para mañana martes a las 14:20, hora peninsular española (UTC +2).

La primera etapa del cohete, que volaba en su tercera misión, aterrizó en la Zona de aterrizaje 1 de Cabo Cañaveral tras completar su misión, con lo que podrá seguir siento utilizada en futuros lanzamientos.

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Por @Wicho

Ilustración que muestra unos prismas formados por manzanas de colores

Los Museos Científicos Coruñeses, en los que trabajo en el MundoReal™, han convocado un año más los Prismas Casa de las Ciencias a la Divulgación. Este año vamos ya por XXXVIII Convocatoria.

Por el orden en el que aparecen en las bases, estas con las categorías de los premios:

  • Vídeo.
  • Nuevos medios.
  • Proyectos de divulgación científica sobre el agua en el medio urbano.
  • Artículo periodístico.
  • Radio.
  • Proyecto singular
  • Libro editado.
  • Prisma Especial del Jurado.

Todas ellas recibirán el preciado prisma de bronce como premio; y todas menos las dos últimas tienen una dotación económica de 4.000 €. Las bases y fichas de participación están disponibles en el enlace de arriba. No dejes de consultarlas si estás pensando en participar.

Se pueden presentar trabajos hechos públicos entre el 1 de mayo de 2024 y el 1 de mayo de 2025. El plazo de recepción de candidaturas para todas las categorías termina el 2 de junio a las 12:00, hora peninsular española (UTC +2). Que no se te pase; luego no hay nada que hacer.

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Por @Alvy

Recursos CSIC: una colección de aplicaciones, sitios web, juegos y libros para la divulgación y participación ciudadana

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) nos ha enviado una nota acerca del lanzamiento de Recursos CSIC , un lugar dedicado a la divulgación y la participación ciudadana. Se trata de una plataforma colaborativa de acceso abierto que ofrece actualmente cerca de 300 materiales educativos y divulgativos.

Esta iniciativa pretende facilitar la tarea a divulgadores, docentes y público en general, poniendo a su disposición juegos, talleres, podcasts, exposiciones y aplicaciones para móviles. Cuenta con áreas principales, que se irán ampliando: Ciencia ciudadana, Educación, Arte y ciencia y Exposiciones. Además de verlas en una lista cuenta con un buscador para facilitar las cosas.

Entre los proyectos destacados figuran iniciativas como Ciudad Ciencia, que acerca la divulgación a zonas rurales; Ciencia en el bBarrio, dirigida a barrios vulnerables; Ciencia sin etiquetas, enfocada a todos los públicos y programas como FotCiencia, Illustraciencia e Inspiraciencia, que combinan arte y ciencia. También destacan iniciativas de ciencia ciudadana como Observadores del Mar, Mosquito Alert o el Proyecto Manuela, sobre salud femenina.

Como toda buena guía, incluye algo de información sobre cada iniciativa y muchos enlaces, además de un calendario de efemérides con referencias a días especiales como la Semana de la Ciencia o el Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. A diferencia otras páginas estatales, esta parece del siglo XXI, está limpia y bien organizada y tiene sus enlaces a las redes sociales, entre los que se incluye el CSIC en Bluesky, relativamente nuevo.

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Por @Wicho

El planeta en primer plano
K2-18b, la estrella alrededor de la que orbita, K-18, y K2-18c entre ellos – NASA, ESA, CSA, Joseph Olmsted (STScI) Science: Nikku Madhusudhan (IoA)

Anda haciendo las rondas una noticia que dice que hemos detectado posibles señales de vida en un planeta fuera del Sistema Solar. Pero el estudio del que sale esa afirmación, New Constraints on DMS and DMDS in the Atmosphere of K2-18 b from JWST MIRI, no dice eso. No afirma, de hecho, tan siquiera que esos indicios de vida existan sino que nuevas observaciones reafirman la idea de que pueden estar ahí.

El planeta en cuestión es K2-18b, que está en órbita alrededor de una enana roja situada a 124 años luz de la Tierra. Tiene un diámetro 2,6 veces mayor y una masa 8,6 veces superior a los de nuestro planeta. Es lo que se denomina un planeta hicéano, un planeta caliente, oceánico y con una atmósfera rica en hidrógeno y con un tamaño a medio camino entre la Tierra y Neptuno un planeta.

K2-18b está en la zona habitable de su estrella, así que podría tener las condiciones para albergar vida tal y como la conocemos, una idea que refuerza el hecho de que observaciones de 2019 con el Telescopio Espacial Hubble descubrieron que su atmósfera contiene vapor de agua. Y el agua es algo imprescindible para la vida tal y como la conocemos.

Las observaciones que han hecho saltar la liebre de los ET ahora son unas hechas con el Telescopio Espacial James Webb que indican la posible presencia de trazas de una molécula llamada dimetilsulfuro (DMS). Aunque también podría ser disulfuro de dimetilo (DMDS). Son gases que se descomponen rápidamente, así que el hecho de que puedan estar ahí indica que tiene que haber una fuente que los reponga.

El DMS, por ejemplo, es la molécula que hace que el mar huela a mar, por ejemplo. Y en la Tierra la relacionamos con seres vivos presentes en el fitoplancton de los mares porque son quienes la producen. Aunque en la atmósfera de K2-18b su concentración es 20 veces menos que en la de la Tierra.

Pero hace un par de párrafos he destacado la palabra posible porque la detección tiene una significancia estadística de tres sigma. Eso indica que es muy poco probable que sean debidas al azar. Pero no llegan a cinco sigma, que es el estándar en ciencia que se considera necesario para poder afirmar algo. Así que, como dice el propio estudio, «se necesitan más observaciones para aumentar la solidez de los resultados y resolver la degeneración entre DMS y DMDS.»

Además, como explica Carlos Briones en Science Media Centre España, hemos encontrado dimetilsulfuro en el cometa 67P y en el medio interestelar. Así que parece obvio que hay procesos no relacionados con la vida, al menos tal y como la conocemos, que son capaces de producir esa molécula.

Esto también lo menciona el estudio: «Los resultados también ponen de relieve la necesidad de realizar más trabajos experimentales y teóricos para obtener datos transversales precisos sobre gases biomarcadores e identificar posibles fuentes abióticas.

Así que, una vez más, no hemos encontrado la casa de ET.

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