Por @Wicho — 13 de mayo de 2022

Imagen del agujero negro Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea – EHT
Imagen del agujero negro Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea – EHT

El Event Horizon Telescope (EHT, Telescopio del Horizonte de Sucesos) acaba de presentar la primera imagen de Sagitario A* (Sgr A*), el agujero negro que está en el centro de la Vía Láctea. En el medio de nuestra galaxia. Se parece un montón a aquella histórica imagen del agujero negro supermasivo de la galaxia M87 presentada en 2019, lo que no es de extrañar: las leyes físicas que los rigen son las mismas.

Ni es un agujero negro ni es una foto

Hay que recordar que realidad no vemos el agujero negro, ya que por definición nada, ni siquiera la luz, escapa de él. Así que lo que vemos es su sombra, que es esa zona negra del centro de la imagen. El anillo de luz que lo rodea son las radiaciones electromagnéticas que se producen al caer materia en su interior. Es asimétrico porque el agujero negro rota sobre si mismo, lo que hace que de un lado las radiaciones salgan impulsadas hacia nosotros y del otro en dirección contraria.

También hay que puntualizar que lo que vemos no es una fotografía en el sentido tradicional. El EHT trabaja con ondas de radio, que nosotros no podemos ver en absoluto; vemos tanto en ese rango de longitudes de onda como un gato de escayola. Lo que se hace es convertir las distintas intensidades de la señal en colores para que podamos ver algo. Es algo muy habitual con observaciones astronómicas. De hecho es lo mismo que la NASA ha hecho con la primera imagen que ha presentado del instrumento MIRI del telescopio espacial James Webb.

Pero sí es la primera vez que vemos una imagen real de Sagitario A* y no una impresión artística de él.

Las observaciones utilizadas para crear las dos imágenes fueron hechas en 2017. Pero mientras que el gas que rodea M87* tarda entre días y semanas en orbitarlo, en el caso de Sgr A*, mucho más pequeño, completa una órbita en cuestión de minutos. Por eso ha habido que desarrollar nuevas técnicas para analizar los datos; el objetivo era construir una imagen fija a partir de muchas imágenes en movimiento. Por eso lo que vemos es en realidad una media de las observaciones obtenidos. Por eso han pasado tres años entre la presentación de la imagen de M87* y la de Sgr A*.

Y es un logro impresionante. «Nuestro» agujero negro está a 27.000 años luz de la Tierra, mientras que el tamaño de su horizonte de eventos, que es dónde está el borde en el que ningún tipo de radiación puede escapar ya de él, es de sólo 12 millones de kilómetros. Eso es unas cinco veces menos que la órbita de Mercurio.

Para hacernos una idea, desde nuestro planeta Sagitario A* tiene un tamaño en el cielo similar al que tendría un donut puesto sobre la superficie de la Luna. Así que aunque la imagen no parece muy detallada en realidad está resolviendo detalles equivalentes a ver el ancho un pelo humano desde 2.000 kilómetros.

Un agujero negro es un agujero negro es un agujero negro

Aparte de la diferencia en distancias –M87* está a 55 millones de años luz de nosotros– también hay una importante diferencia de tamaño y masa entre ambos: Sag A* es unas 1.500 veces más pequeño. Y la dos galaxias son muy diferentes. Pero aún así, como decía antes, las imágenes son muy similares porque las leyes que rigen el funcionamiento de ambos agujeros negros son las mismas. Una vez más las observaciones demuestran que las teorías de Albert Einstein eran más que acertadas. Al menos a escala cósmica.

Pero aunque las imágenes se parecen, no son iguales porque los dos agujeros negros no lo son. Esto permitirá estudiar las diferencias entre ambos para entender mejor como funciona nuestro universo.

En el EHT están ya trabajando en observaciones más detalladas con más radiotelescopios –las de 2017 usaron ocho repartidos por toda la Tierra– para obtener datos más detallados tanto en lo que se refiere a resolución espacial como temporal.

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