Por @Wicho — 22 de septiembre de 2022

Un mapa de España con la temperatura a partir de la que se considera que hay una ola de calor en cada provincia; están también indicadas en un rojo cada vez más intenso que las agrupa en tres franjas en las que la temperatura umbral es cada vez mayor: de 0 a 31; de 31,1 a 35,6; y de 35,7 a 41,2 °C
Temperaturas umbrales de definición de ola de calor en función del percentil 95 de las series de temperaturas máximas diarias en el periodo junio-septiembre - Julio Díaz, Ferran Ballester y Rogelio López-Vélez

Hace unos días me contaron que en A Coruña es el lugar de España en el que antes empezamos a morir de calor cuando suben las temperaturas. Investigando el asunto, descubrí que existe el índice Kairós, que define tres niveles de riesgo de mortalidad atribuible a exceso o defecto de temperatura y se incorpora en el sistema MoMoTemp de vigilancia de la mortalidad diaria asociada a excesos de temperatura:

  • Kairós 1: Riesgo nulo, cuando la probabilidad de exceso de mortalidad atribuible a temperatura es inferior al 40%.
  • Kairós 2: Riesgo moderado, cuando la probabilidad de exceso mortalidad atribuible a temperatura está entre el 40% y el 60%.
  • Kairós 3: Riesgo alto, cuando la probabilidad de exceso de mortalidad atribuible a temperatura está por encima del 60%.

En su cálculo se utiliza el exceso acumulado de temperatura –o su defecto– en los últimos siete días. Y ahí es de dónde viene el dato de que en A Coruña empezamos a morir antes de calor: es la provincia española en la que la temperatura a partir de la que se considera que hay una ola de calor es más baja, con 26,2 °C. En lo que se refiere al frío estamos en la mitad de la tabla, que nada sorprendentemente está liderada por las Canarias para esto.

Pero la temperatura no es el único dato que se tiene en cuenta a la hora de calcular el índice Kairos. Influye mucho la edad en nuestra resistencia al calor o al frío. Y el sexo. De hecho el índice Kairós se puede segmentar por grupos de edad y sexos. También influye el entorno socioeconómico, aunque caiga un poco de cajón: no es lo mismo vivir en una casa bien aislada que en otra no tanto. O vivir con alguien que pueda cuidarte y estar pendiente o no tener a nadie. Y el urbanismo también influye; las zonas verdes ayudan a la hora de mantener el calor a raya.

Y también tiene mucho que ver aquello con lo que convivimos, en especial cuando aún estamos creciendo. Eso, en cierto modo, fija nuestro metabolismo individual, que también parece tener mucho que ver con por qué algunas personas soportamos mucho mejor el frío que el calor y otras al revés.

En cualquier caso, a partir de ahora, cuando diga que me muero de calor –lo de los 40 °C en el País Vasco Francés en agosto fue bastante insoportable– sabré que los datos lo confirman. No sólo mediante el índice Kairós sino porque, en efecto, este verano que termina hoy ha sido el más caluroso en España desde que tenemos datos.

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