Por @Wicho — 6 de junio de 2017

Pirámide de la Evidencia Cuñada por Centinel

Decía hace unos días Rosa Montero en Consumidores engañados y cautivos (las negritas son mías):

Yo, que tengo cuatro tornillos en la columna vertebral, dejé de tomar trigo y centeno hace algunos meses y la espalda ha mejorado radicalmente. Mi traumatólogo, jefe de servicio de uno de los más importantes hospitales de Madrid y una eminencia, me dijo: «No existe ni un solo estudio científico que lo documente, pero parece que lo del gluten funciona en los casos de inflamación crónica. No sabemos por qué».

Cuento todo esto para indicar no sólo nuestra inmensa ignorancia sobre casi todo, sino además la terrible dependencia de nuestro conocimiento de unos estudios supuestamente científicos que están orientados hacia el beneficio de las grandes empresas.

Lo que es un claro ejemplo del amimefuncionismo que encabeza la Pirámide de la Evidencia Cuñada, una utilísima herramienta que acaba de publicar Centinel.

Directamente relacionado con esto recomiendo la lectura de Lo que los sabelotodos no saben, o la ilusión de competencia, que habla del efecto Dunning-Kruger.

En cuanto al artículo de Rosa Montero, ha sido convenientemente rebatido por Mauricio-José Schwarz en Gluten, homeopatía y embustes periodísticos.

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