Por @Alvy — 7 de agosto de 2017

Este instructivo vídeo de TED explica cuándo es seguro beber agua (aunque no de una forma tan práctica como cabría esperarse). En cualquier caso es más interesante como recurso sobre cómo funciona la potabilización del agua a escala industrial e incluye algunos trucos sobre cuándo no beber agua para evitar enfermedades que pueden tener graves consecuencias, como la diarrea.

Por desgracia una de cada diez personas del planeta no puede beber agua potable de forma segura – eso son 800 millones de personas. Y como el mundo siga abocado –como todo indica– a las Guerras del agua, los Juegos del hambre van a parecernos un paseo en comparación.

Los seres humanos necesitamos agua fresca con el menor número de bacterias, virus, parásitos y contaminantes posibles. Hoy en día los métodos industriales y las canalizaciones de agua hasta los hogares son algo corriente. Pero si las canalizaciones no están adecuadamente construidas pueden surgir problemas, como un exceso de plomo en el agua – un problema que ya sufrieron los romanos que fueron prácticamente envenenados por el plomo presente en cañerías, monedas, cazuelas y platos.

Para tratar el agua de los acuíferos y convertirla en agua potable segura se utiliza un proceso en tres fases:

  1. Sedimentación – Dejarla reposar en un tanque para que las partículas pesadas caigan al fondo.
  2. Filtrado – Haciéndola pasar por arena u otros filtros gracias a la gravedad, para que las partículas más grandes pero ligeras queden atrapadas.
  3. Desinfección – Tratándola con productos químicos como el cloro y el ozono, pero en la medida justa, para que se desinfecte tanto el agua ya filtrada como las tuberías y cañerías que la transportan hasta los grifos de los hogares.

Según cuentan el ajuste preciso de esos productos químicos desinfectantes es bastante delicado y de hecho ha de hacerse con sumo cuidado porque si los niveles suben o bajan de forma anormal pueden desencadenar otras reacciones químicas de forma exagerada, produciendo problemas a largo plazo para la salud. Según dicen el análisis exacto del resultado es realmente complicado, por no hablar de la medición de los «riesgos» o de de las relaciones causa-efecto.

La mejor forma de asegurarse de que el agua es potable es mirarla al trasluz y comprobar que no esté turbia, no parezca haber trazas de compuestos orgánicos o de metales pesados (plomo, cromo, arsénico). Esto último es imposible a simple vista y requiere un test químico – pero son de fácil acceso y baratos, por ejemplo en las tiendas de deportes de montaña y aventura. Si el agua está amarillenta, marrón o nebulosa, o incluso si huele de forma un tanto apestosa o demasiado a cloro, ¡cuidado! Probablemente no sea agua estrictamente potable.

Me pareció bastante curiosa la explicación que hay al final del vídeo acerca de que los antiguos egipcios trataban el agua evaporándola al sol, o que Hipócrates diseño una bolsa para filtrar los sedimentos de modo que eliminara el mal olor de las aguas de las fuentes. Hoy en día hay muchos gadgets relativamente sencillos que se pueden conectar a los grifos de los hogares si no se tiene la certeza de que el agua sea de buena calidad; es una solución de relativa baja tecnología portátil y muy fácil de instalar.

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