Por @Wicho — 30 de agosto de 2012

Jakub Halik
Jakub Halik con las baterías de su corazón artificial en el regazo

Después de que le detectaran un tumor maligno en el corazón al bombero checo Jakub Halik le quedaban pocas opciones, pues las medicinas necesarias para suprimir el rechazo tras un trasplante pueden al mismo tiempo favorecer la extensión del tumor.

Hace unos años habría muerto sin remedio, pero ahora, gracias al desarrollo de los corazones artificiales, lleva cinco meses viviendo con dos bombas Heartmate II como aquellas de las que hablábamos hace unos días implantadas en su pecho.

Corazón artificial del Texas Heart Institute
Corazón artificial del Texas Heart Institute

Una de ellas envía sangre por la aorta y otra a los pulmones para ser oxigenada, y según dice él mismo, «No me doy cuenta de no tener corazón, porque funciono normalmente, aunque no siento el pulso».

La idea es que este corazón artificial le sirva como puente hasta que pueda recibir un trasplante, algo para lo que todavía tendrá que esperar unos ocho o nueve meses, aunque por ahora todo parece ir bien, ya que el tumor parece completamente erradicado sin que se haya producido metástasis.

En estos momentos Halik sigue hospitalizado porque estuvo 17 días en coma artificial, tras lo que tuvo que someterse a un largo proceso de rehabilitación, pero por lo demás su vida es relativamente normal, pues puede moverse con libertad con tal de que lleve bajo los brazos las baterías que hacen funcionar su corazón, que tienen una autonomía de 8 a 12 horas, y la unidad de control a la cintura.

Lo más peculiar del caso es que el corazón artificial de Halik no late, con lo que si alguien lo auscultara no podría detectar su pulso… Porque no lo tiene.

Los médicos del Instituto de Medicina Clínica y Experimental de Praga de Praga que han realizado la intervención considerarán que han tenido éxito si Halik sobrevive hasta el trasplante, pero por ahora es todo un avance, aunque aún quedan muchas cosas por pulir, como por ejemplo que el corazón artificial de Halik no es capaz de cambiar el ritmo de bombeo ante un esfuerzo.

(Vía La Voz de Galicia).

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