Por @Alvy — 9 de diciembre de 2014

Parabola de los Polígonos

Vi Hart y Nicki Case han escrito este post-jugable a modo de cuento que explica cómo «elecciones inocentes pueden hacer el mundo algo peor»: La parábola de los polígonos, una especie de historia con moraleja y meditación asociadas respecto a cómo actuamos a veces y por qué.

La historia se visualiza en la práctica con juegos en los que triángulos y cuadrados que conviven en un tablero: hay que moverlos según ciertas reglas muy simples para que cumplan ciertos porcentajes que determinan cuándo les «gusta» estar juntos o separados – como si fueran vecinos, compañeros de clase o gentes de un gremio.

Se puede juguetear con algunas de las explicaciones que permiten entender mejor la historia y hay simuladores para comprobar qué sucede cuando esas reglas y valores se aplican a grupos más grandes.

El resumen es tan simple como esto:

Demanda diversidad: si los pequeños gestos han llevado al «lío» de falta de diversidad en que andamos metidos otros pequeños gestos parecidos pueden arreglarlo. Mira a tu alrededor: a tus amigos, colegas, a la gente de la conferencia a la que estás atendiendo. Si sois todos triángulos os estaréis perdiendo algunos cuadrados geniales, y viceversa – algo injusto para todos.

Como dicen los autores, en el caso de esta parábola se ha modelado un «final feliz» en el que mediante una regla muy sencilla (una pequeña «demanda cultural de diversidad») se obtiene la integración de todo un vecindario. Y es que todo es una gran metáfora sobre los trabajos de teoría de juegos de Thomas Schelling y sus descubrimientos sobre segregación e integración racial, que en realidad pueden aplicarse a un montón de ámbitos distintos: personas, profesiones, corrientes de pensamiento…

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